Jesús Carrascosa 'Carras' (1939-2024)
Comunicar con la propia vida que «Cristo es todo»
Jesús Carrascosa, responsable nacional del movimiento eclesial de Comunión y Liberación desde 2022, ha estado vinculado al movimiento fundado por el sacerdote milanés Luigi Giussani desde los años 70
Jesús Carrascosa
Fundó una editorial que acabaría siendo el germen de la actual Ediciones Encuentro. Trajo el movimiento eclesial de Comunión y Liberación a España por sugerencia de su fundador, Luigi Giussani, y acabó siendo su responsable nacional, cargo que ocupó desde 2022
En estos momentos del tránsito de Carras hacia la Vida me parece que el «Sí» de Carras ha sido muy fructífero en la vida de la Iglesia y, por supuesto, en la vida del carisma otorgado a don Giussani, fundado del movimiento de Comunión y Liberación. Me parece que ha sido un monumento de humanidad el que hemos tenido delante; más allá de tantas cosas que pueden contar otros amigos, personalmente ha dado mucha luz a mi vida, porque era una persona que conquistaba con su capacidad de dar amor, generar comunión y despertar la pasión por la misión, especialmente.
La capacidad de amar de Carras trascendía al mismo CL. Aunque atravesado hasta los tuétanos por el carisma, su mirada desbordante de humanidad le hacía capaz de tener un afecto grande a cualquier persona, aunque no fuera cristiano, sólo por su capacidad de gustar y disfrutar de la vida, ya contagiaba la positividad de lo real (un triste es muy difícil que lo haga, y una persona que no disfrute de la vida, tampoco). Le gustaba vivir, y era generoso, espléndido para mostrarlo. Quien haya visto el Festín de Babbette, puede hacer una analogía muy simple.
Otro de los elementos que destaco de su «Sí» es la capacidad de generar la comunión. En mis primeros días del movimiento recuerdo en la revista Huellas el encuentro entre dos sacerdotes que se hicieron más amigos, a pesar de sus diferencias, gracias a su capacidad de provocar la comunión. Cuando había dificultades entre las personas, la sola presencia de Carras las disolvía. Luego he visto cómo ha tratado de suscitar esa comunión en Roma, siempre a través de personas que quisieran mirar, junto a él, al Único que hace vivir unidos de verdad: Cristo. Su pasión por la unidad se expresaba también en su pasión por Pedro, en la persona de Juan Pablo II y en la de Benedicto XVI (mi relación con Carras se limita a esos pontificados; luego, me consta que también con Francisco).
Y, por último, destaco su pasión por la misión. Seguro que otros podrán hablar mucho más que un servidor de este aspecto, especialmente los primeros Memores Domini, pero en el tiempo que coincidimos en Roma, para Carras, un elemento central de la vocación cristiana, y por tanto del movimiento, era la misión en su faceta más original, pasión por comunicar la experiencia que se ha gustado y, por tanto, disponibilidad radical para hacer la obra del movimiento y de la Iglesia, como él ha tenido siempre, junto a Jone Echarri, su mujer.
En definitiva, ha sido un gusto poder conocerlo, un regalo de Dios que alimentará mi conciencia de pastor, para ofrecer yo también el amor que Jesucristo nos ha entregado, buscar la unidad, cosa que pido insistentemente, y finalmente comunicar con la propia vida que «Cristo es todo».
*Ramón Darío Valdivia Jiménez es obispo titular de Egabro y obispo auxiliar de Sevilla.