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GTRES

Su Alteza Serenísima la Princesa Ira de Fürstenberg (1940-2024)

Actriz, diseñadora de joyas e inagotable protagonista de la crónica social

Se casó a la edad de quince años con Alfonso de Hohenlohe antes de protagonizar un sonado divorcio, si bien siguió siendo un referente de la mejor Marbella

Nació el 17 de abril de 1940 en Roma, donde falleció el 19 de febrero de 2024

Virginia Carolina Theresa Pancrazia Galdina zu Fürstenberg

Casó en primeras nupcias con el Príncipe Alfonso de Hohenlohe y en segundad con Francisco «Baby» Pignatari, antes de centrarse en sus ocupaciones como actriz y diseñadora de joyas.

Desde la masificación de la prensa social, iniciada después de la Segunda Guerra Mundial y cuya consecuencia principal fue la irrupción del concepto de glamur, no hay año que se haya quedado sin su boda de relumbrón. La correspondiente a 1955 la protagonizaron el Príncipe Alfonso de Hohenlohe y la Princesa Ira de Fürstenberg. Ambos eran segundones de Casas alemanas mediatizadas, es decir, que ostentan la igualdad de rango con las reinantes, aunque ya no ejerzan de modo efectivo su soberanía sobre sus antiguos territorios. La navegación de ambos, recién salidos de la iglesia, por el Gran Canal de Venecia, acaparó portadas de la prensa de medio mundo.

Pero en este caso lo importante no eran tanto las genealogías de ambos –que también–, ni siquiera la peculiar estética de tan llamativas nupcias. Lo que impresionó, y chocó, fue la edad de la novia, quince años. También el hecho de que el novio, dieciséis años mayor, ya era el artífice de la transformación de Marbella en referente turístico internacional a base de buen gusto –fundó el Marbella Club– y de habilidad para atraer a lo más granado de la alta sociedad, empezando por los Duques de Windsor y siguiendo por una amplia representación de estrellas cinematográficas de primer orden.

La Princesa Ira empezó a hacer, con savoir faire, las veces de «primera dama» de la mejor Marbella hasta que al cabo de un lustro, el matrimonio saltó por los aires tras haber engendrado dos hijos: «Kiko», fallecido en extrañas circunstancias hace 18 años en Tailandia, y Hubertus, que compitió en varias olimpiadas de invierno representando a México, país en el que su padre desarrolló las actividades de Volkswagen.

Así las cosas, con apenas veinte años, la Princesa Ira, tras dejar al Príncipe Alfonso, volvió a llamar la atención de la prensa del corazón por su sonado romance –y posterior boda– con el playboy brasileño Francisco «Baby» Pignatari. Este segundo matrimonio duró menos que el primero, por lo que la Princesa estimó oportuno apostar por la discreción en el plano sentimental y centrarse en el diseño de joyas y en una carrera cinematográfica bastante desigual. En esta última ocupación, cabe destacar su interpretación de otra princesa, Irina Yusupova, en Tormenta en San Petersburgo; si bien bajó de nivel en No desearás al vecino del quinto, que protagonizó junto a Alfredo Landa.

A partir de los ochenta, tuvo por objetivo llevar una vida más discreta. Lo logró salvo cuando afloraron rumores, bastante persistentes, de un posible idilio con el Príncipe Rainiero de Mónaco, que acababa de enviudar de la Princesa Gracia. De haberse materializado ese matrimonio, se hubiera tratado de una unión entre primos, pues compartían bisabuela en la persona de lady Victoria Hamilton. La Princesa Ira también era prima tercera del actual soberano de Liechtenstein, Hans Adam II. Eso sí, el grueso de su fortuna le venía por parte de su madre, Clara Agnelli, nieta del fundador de la Fiat.