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Barbara Balzerani (1949-2024)

La indigna musa de las Brigadas Rojas

Participó en el secuestro de Aldo Moro como jefa de la antena romana de la organización terrorista

Nació el 16 de enero de 1949 en Colleferro y falleció el 4 de marzo de 1949 en Roma

Barbara Balzerani

Licenciada en Filosofía, militó en organizaciones de extrema izquierda antes de incorporarse a las Brigadas Rojas en 1975. Permaneció 21 años entre barrotes, entre 1985 y 2006.

«¿Quién me recibirá al otro lado de la barrera para las celebraciones del 40 aniversario [del secuestro y posterior asesinato de Aldo Moro]?» El indecente comentario lo publicó en 2018 en su página de Facebook Barbara Balzerani, la jefa de la antena romana de las Brigadas Rojas aquel trágico 16 de marzo de 1978, día en que la organización terrorista de extrema izquierda secuestró, tras haber abatido a balazos a cinco escoltas, al jefe de la Democracia Cristiana y primer ministro de Italia en tres ocasiones, antes de asesinarle al cabo de 55 días.

La terrorista en ciernes –se había incorporado a las Brigadas Rojas dos años antes y llevaba menos de uno en la clandestinidad– fue la encargada de vigilar el cruce de la calle Fani –en la que se produjo el secuestro– con la calle Stresa, que podía haber sido utilizada por el séquito del estadista como vía de escape. Balzerani y su pareja de entonces, Mario Moretti, el segundo de a bordo de las Brigadas Rojas tras Renato Curcio, vivían en el piso franco del número 18 de la calle Gradoli.

Un despiste doméstico de la terrorista a mediados de abril -se dejó abierto el grifo de la ducha, provocando una fuga que precisó la intervención de los bomberos- estuvo a punto de desembocar en su arresto y en el de Moretti, pero ambos ya habían abandonado la vivienda en aquel momento. Un golpe de suerte que permitió a Balzerani gozar de siete años más de impunidad, hasta su detención en junio de 1985, con una pistola de calibre 9 entre sus manos, siendo una de las últimas integrantes de las Brigadas Rojas en pasar a disposición judicial.

Al final, Balzerani fue condenada a cadena perpetua. Por lo de Moro, obviamente, y también por su participación en otros delitos, como el asesinato del magistrado Girolamo Minervini y el secuestro del general estadounidense James Lee Dozier, alto cargo de la Otan en el Mando Meridional de la organización, con sede en Verona. En 1987, desde la cárcel y en compañía, entre otros, de Curcio, dio una entrevista en la que se anunció el «cese de actividades» de las Brigadas Rojas.

El 12 de diciembre de 2006, se le concedió la libertad condicional. Recuperó definitivamente la libertad, una vez cumplida su condena, en 2011, dedicándose desde entonces a la literatura. Balzerani jamás se arrepintió de su pasado. Su única concesión fue un cínico lamento por «aquellos cuyos afectos se vieron afectados por aquellos hechos y que siguen sintiéndose agraviados en cada aparición pública de quienes, como yo, han sido señalados y declarados responsables de los mismos". Tampoco formó parte, según los expertos en el terrorismo de los “Años de plomo» de los irreductibles de las Brigadas Rojas.