En recuerdo de Josechu

Josechu fue un excelente hijo, ejemplar padre, atento marido, mejor abuelo. Trabajador incansable puso tanto entusiasmo y entrega en su trabajo como atención en el bienestar de todos aquellos que con él trabajaron. Simpático, divertido, alegre, pero consecuente y responsable, educado y respetuoso, disfrutaba escuchando. Empresario desde muy temprana edad, nunca dejó de innovar, siempre ocupado, reflexionando, nunca ocioso. Tenaz en aprender y sin miedo a emprender, atrevido hasta alcanzar un Doctorado en Historia por vocación, interés y pasión por España, ya cumplidos los 70. Ha publicado cuatro libros, habiendo presentado el último, en el que sintetiza su tesis doctoral, a principios de abril de este año. Deja un libro por acabar.

Esa España, a la que tanto quería y por la que hubiera dado todo, sentirá la ausencia de un gran español. Deja su herencia en su querida Burgos, en forma de grupo industrial Correa, líder en el sector de maquina herramienta, donde se continuará la tarea que su padre, del que tan orgulloso estuvo, empezó hace más sé 75 años.

El Rector de la Universidad de Burgos definió a Josechu como «alguien para quien las fronteras son puertas abiertas y no barreras», en el acto solemne de otorgamiento del Doctorado Honoris Causa celebrado en Burgos el 15 de abril de este año, en el que tuve la suerte de poder asistir.

En nada de lo anterior exagero, sería esfuerzo inútil ya que ni siquiera exagerando podría acercarme a dejar fiel constancia del sentimiento de admiración y cariño de todos aquellos que tuvimos la suerte de conocer a una persona tan especial como única.

Resulta imposible decirle adiós porque estará siempre con los que le conocimos bien, mientras aquí estemos.

Un día se lo dije, me alegro de ello, para mí era como un hermano.

• Rafael Mendívil Peydro es embajador de España