Jan Kieniewicz (1938-2024)
Historiador, hispanista, embajador en España
A pesar de la distancia, el diverso entorno geográfico y cultural, la manifiesta disparidad lingüística, España y Polonia tenían y siguen teniendo mucho que compartir y aprender de sus respectivas vivencias
Jan Kieniewicz
Hispanista y embajador
Autor de decenas de libros y de centenares de artículos, que no solo cubren la hispanidad, sino que también abordan problemas africanos o lusitanos, ha sido en las recientes décadas un ejemplo incomparable de calidad humana y rigor científico
Cuando la Polonia recién salida de las garras del comunismo soviético decidió enviar como embajador a España al hispanista Jan Kieniewicz no pudo haber realizado mejor elección. El historiador y hispanista, que desarrolló sus funciones diplomáticas en Madrid entre 1990 y 1994, no sólo conocía en profundidad la historia de nuestro país, sino que sentía por él y por sus habitantes afecto, admiración y respeto. Tuve pronto ocasión de conocerle y de evocar con él mi recuerdo de joven diplomático en Varsovia, cuando, entre 1970 y 1972, supe de la excelente dedicación universitaria que el país conservaba hacia la cultura y la vivencia hispánica, de la que Kieniewicz fue más tarde un muy notable ejemplo. Y a lo largo de los siguientes años, cuando los dos seguimos caminos diversos, ocasión no nos ha faltado para dialogar, y profundizar en nuestras comunes convicciones y características: a pesar de la distancia, el diverso entorno geográfico y cultural, la manifiesta disparidad lingüística, España y Polonia tenían y siguen teniendo mucho que compartir y aprender de sus respectivas vivencias.
Los que le tuvimos por amigo recordaremos siempre su afectuosa proximidad, su permanente disposición al diálogo, su capacidad para compartir sus conocimientos y sus convicciones. Autor de decenas de libros y de centenares de artículos, que no solo cubren la hispanidad, sino que también abordan problemas africanos o lusitanos, ha sido en las recientes décadas un ejemplo incomparable de calidad humana y rigor científico.
Hace todavía pocos años, bajo el patrocinio de la Universidad de Varsovia, y siempre bajo la protectora mirada de la profesora Cristina González Caizán, el profesor Kieniewicz, el que había sido ministro de Asuntos Exteriores polaco, Adam Rotfeld, y yo mismo, mantuvimos una conversación sobre el pasado, el presente y el futuro de las relaciones entre Polonia y España. Eran ya momentos democráticos para ambos, en los que Polonia seguía los ejemplos de integración internacional que España, en la UE y en la OTAN, había marcado como bases sólidas para la evolución en libertad. Kieniewicz me hizo llegar la sustancia de su aproximación: «Las relaciones bilaterales no han sido especialmente importantes para nuestros países. Sin embargo, los dos países tienen en su herencia experiencias dramáticas. Entre ellas encontramos en España la Guerra Civil, la dictadura y la transición a la democracia, y en Polonia la guerra del 39 al 45, el holocausto, la revolución, la dominación soviética y el paso a la democracia. España durante siglo enteros batalló contra el separatismo, el nacionalismo y el terrorismo. Polonia combate contra el atraso, la dependencia y el nacionalismo». Acabamos concluyendo, junto con Adam Rotfeld, que teníamos suficientes e importantes razones para construir entre nosotros una relación especial. Como en gran parte se demostró cuando José María Aznar ayudó a los políticos y funcionarios varsovianos para mejor comprender el funcionamiento de la UE a la que se acercaban. Siguiendo en ello las líneas maestras de aproximación y colaboración entre España y Polonia que Jan Kieniewicz, en la historia y en la diplomacia, había siempre preconizado. Que Dios le tenga en su merecida Gloria. Y a nosotros nos ayude a mantener vivo su recuerdo y su ejemplo.
- Javier Rupérez es embajador de España