Geneviève de Galard (1925-2024)
Una heroína entre 15.000 soldados acorralados
Única mujer enfermera en la batalla de Dien Bien Phu, que selló el final de la presencia francesa en Indochina, su comportamiento tuvo proyección planetaria; sin ir más lejos, fue recibida por Eisenhower en la Casa Blanca
Geneviève Marie Anne Marthe de Galard Terraube
Nació en París el 13 de abril de 1925 y falleció el 30 de mayo de 2024
Procedente de uno de los linajes de mayor abolengo del suroeste francés, se quedó huérfana de padre con 9 años. En 1950 se graduó como enfermera y dos años más tarde ingresó en el Cuerpo de Enfermeras Transportistas del Ejército del Aire. En 1953, pidió servir en Indochina, dando muestras de heroicidad en Dien Bien Phu. En mitad de la batalla, le fue concedida la Legión de Honor. 60 años después, fue elevada al rango de Gran Cruz. Sirvió como concejala el Decimoséptimo Distrito de París entre 1983 y 2001.
El 28 de marzo de 1954, cuando la derrota del Ejército francés en la cubeta de Dien Bien Phu era ya cuestión de semanas, el avión en el que viajaba Geneviève de Galard, miembro del Cuerpo de Enfermeras Transportistas del Ejército del Aire, falló en su aterrizaje sobre la pequeña pista del campo de batalla. Los daños causados al aparato y su posterior destrucción por parte de la aviación vietnamita sellaron el destino de De Galard, que atrapada en un infierno que duraría 58 días.
Durante ese periodo, la joven De Galard se entregó en cuerpo y alma, pese a la hostilidad inicial de algunos varones, a los enfermos que pasaban por el improvisado hospital militar de campaña dirigido por el médico militar Paul-Henri Grauwin, Uno de ellos, herido de forma irreversible en la médula, llegó a decirle: «Geneviève, prométame que no voy a morir». Pero, desgraciadamente, murió. Cómo éste, cientos de casos. La heroicidad de su comportamiento, sostenido por su fe católica, convenció al general Christian de Castries, comandante en jefe en Dien Bien Phu, a proponer, el 29 de abril, su nombramiento como caballero -aún no se habían feminizado los rangos- de la Legión de Honor, en plena batalla, es decir, en contra de los usos.
«Su valor silencioso y su devoción sonriente le granjearon la admiración de todos. Con su incomparable profesionalidad y su inquebrantable moral, fue una inestimable ayudante de los cirujanos y contribuyó a salvar muchas vidas. Para los combatientes de Diên Biên Phu, seguirá siendo la encarnación más pura de las virtudes heroicas de la enfermera francesa», rezaba la exposición de motivos.
El 7 de mayo, acorralado con sus 15.000 soldados, y vencido por el general Vo Nguyen Giap –uno de los grandes estrategas militares del siglo XX, como los norteamericanos pudieron comprobarlo con amargura años más tarde–, De Castries se rindió: Francia dejaba Asia para siempre, pero había ganado a una heroína: evacuada el 21 de mayo, De Galard volvió a Francia en junio, siendo objeto de un recibimiento triunfal, a modo de único aspecto positivo en el marco de una severa derrota.
Su celebridad trascendió, con creces, los confines de Francia. Sin ir más lejos, en Estados Unidos, el presidente Dwight Eisenhower le impuso en la Casa Blanca la insignia de la Medalla de la Libertad y tuvo derecho a la aclamación popular en las calles de Nueva York, con lluvia de confetis incluida.
Su vuelta a la realidad se hizo sin aspavientos, contrayendo matrimonio en 1956 con e capitán de Infantería de Marina Jean de Heaulme, al que siguió en sus sucesivos destinos castrenses. Pero sin olvidarse nunca de Diên Biên Phu, honrando la memoria de los caídos, manteniendo el contacto con los supervivientes y acogiendo a refugiado. Volvió a Viet Nam, pero se negó a volver a pisar el campo de batalla.