El fotógrafo de la democracia

Manuel Hernández de León conoció al teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero Molina unas dos semanas antes de aquel fatídico 23 de febrero de 1981: había acudido a su domicilio madrileño no solo para hacerle fotografías, sino también para preguntarle por su implicación en la «Operación Galaxia», ya desarticulada, y en otras tramas golpistas que ya alcanzaban el rango de rumor insistente. Tejero, mintiendo, negó cualquier concurso en todas.

Por eso, cuando la noche de la intentona Hernández de León tomó la primera instantánea del oficial golpista exhibiendo un rostro amenazante, parecía igualmente un aviso al fotógrafo al que, probablemente había reconocido. Más adelante, el periodista de Efe tomó otra de Tejero brazo en alto y blandiendo su pistola con el otro. Consciente de que estaba presenciando un episodio histórico, Hernández de León burló la vigilancia de los subordinados del ya famoso teniente coronel, se dirigió a los cuartos de baño del Congreso de los Diputados -donde coincidió, pura casualidad, con Adolfo Suárez- escondiendo allí sus carretes en un lugar discreto de su anatomía.

El siguiente objetivo de Hernández de León consistía en abandonar la Carrera de San Jerónimo: en cuanto fue posible, salió a toda prisa en dirección de la sede de Efe, que en aquellas fechas se encontraba en la calle Espronceda. Subió rápidamente al despacho del presidente de la agencia, Luis María Anson, que, tras observar las fotografías ordenó su publicación inmediata: a medianoche, ya estaban circulando. Poco después, traspasaban las fronteras de España, alcanzando notoriedad planetaria.

Era el premio a casi dos décadas de trabajo constante por parte de Hernández de León: había publicado su primera foto en Arriba en 1962. Poco después entró como becario en Efe, donde transcurriría toda su carrera. Como fotógrafo acreditado ante la Casa del Rey y Presidencia del Gobierno, cubrió gráficamente los acontecimientos políticos más importantes de la Transición y la etapa democrática, si bien también forman parte de su legado fotografías como la anciana desolada tras la tragedia de la presa de Tous o la del boxeador Perico Fernández tras una de sus victorias.