Fiel soldado de Bono en Castilla-La Mancha

Cuando a finales de 2007, el entonces presidente de Castilla La Mancha, José María Barreda, pidió a Manuel Pérez Castell que dejase su cargo de alcalde de Albacete –había sido reelegido por tercera vez consecutiva en mayo de ese año–, para encabezar la lista del PSOE por la provincia albaceteña en las elecciones generales previstas para el siguiente año, el aludido aceptó sin generar polémica. Su candidatura quedó segunda, en marzo de 2008, por detrás de la del Partido Popular. A continuación, permaneció tres años en el Congreso, hasta que José Luis Rodríguez Zapatero anticipó el final de la legislatura. Pérez Castell, de nuevo sin protestar, abandonó la política activa, se reincorporó a su plaza de profesor de instituto en Albacete, donde permaneció hasta su jubilación, acaecida al final del siguiente curso.

Dicho de otra forma: Pérez Castell fue el prototipo de fiel cuadro del PSOE durante la larga etapa de José Bono, fiel a un partido al que se había adherido –simultáneamente hizo lo propio en la Unión General de Trabajadores– en 1985. Sin patrocinios por parte de ningún cacique, fue escalando paulatinamente los peldaños, obteniendo su primer mandato electoral en 1991, al ser elegido concejal de Albacete en la lista de la entonces alcaldesa Carmen Belmonte, cargo que combinó con el de secretario de su agrupación.

Esta trayectoria, típica de la «política desde abajo», dio un salto cualitativo en 1995, año en el que tomó posesión de un escaño en las Cortes de Castilla La Mancha, trampolín idóneo para ganar notoriedad, consolidar sus redes –sucedió al mismísimo José Bono como presidente del partido a nivel autonómico– y poder así lograr el objetivo de arrebatar la alcaldía de Albacete al Partido Popular en los siguientes comicios, cuya celebración estaba prevista para 1999.

Logró este último objetivo gracias al apoyo de Izquierda Unida, de la que pudo prescindir en la siguiente legislatura, al alcanzar el PSOE la mayoría absoluta, pero a la que volvió a necesitar a partir de 2007. Pérez Castell demostró tener cintura política para adaptarse a diversos escenarios y, sobre todo, para convertirse en el alcalde más longevo de Albacete de toda la etapa democrática. También promovió a futuros líderes del socialismo albaceteño, como Carmen Oliver, su sucesora en la alcaldía, o Emilio Cabañero, actual presidente de la diputación provincial.

Este oriundo de Villahermosa (Ciudad Real) había llegado a la capital más sureña de Castilla La Mancha como parte de un destino profesional, tras haber ejercido la docencia en Madrid y Valladolid. Ironías de la vida (política o no), una vez en Albacete se convirtió en profesor de María Dolores de Cospedal.