Fundado en 1910

Ramiro Moliner, en el centro de la imagenEl Debate

Mons. Ramiro Moliner (1941-2024)

Un aragonés al servicio de la Santa Sede

Tras ejercer de párroco en su tierra natal, ingresó en el servicio diplomático pontificio, siendo posteriormente nuncio apostólico en Papúa Nueva Guinea, Guatemala, Etiopía y Albania

Ramiro Moliner Inglés

Nació en Castelserás (Teruel) el 13 de marzo de 1941 y falleció en Alcañiz el 20 de agosto de 2024

Párroco hasta 1970, ese año ingresó en el Servicio Diplomático Pontificio. A partir de 1993, se desempeñó como nuncio apostólico en Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón, en Guatemala en Etiopía y Yibuti y, por fin, en Albania.

El arzobispo Ramiro Moliner Inglés formaba parte de ese ese selecto grupo de nuncios españoles que han ejercido como nuncios apostólicos a lo largo de tres pontificados. Y con misiones precisas en los países o territorios en donde ejercen su misión, las típicas de la diplomacia de la Santa Sede: defender la libertad religiosa, especialmente la de los cristianos, proponer al Papa candidatos al episcopado para cubrir las vacantes locales y, llegado el caso, hacer las veces de mediadores en conflictos, pero –regla de oro de esa original diplomacia– sin alinearse con ninguna de las partes.

Unas directrices que monseñor Moliner aplicó como máximo representante pontificio hasta 2016, año en que cumplió la preceptiva edad de 75 años, que obliga a los nuncios a presentar su renuncia al Santo Padre. Moliner, aún sin desempeñar grandes nunciaturas, como las de Estados Unidos, Italia o España, sí que ejerció sus funciones en lugares delicados. Antes de alcanzar el máximo rango de la diplomacia pontificia, había prestado sus servicios en Nueva Zelanda, Ecuador, Costa Rica, Brasil, Uruguay, Sudán y el Reino Unido.

Mas esa vocación de trotamundos solo vino tras ser durante varios años un párroco de proximidad en tres pueblos de la provincia de Zaragoza: La Puebla de Albortón, Valmadrid y Cariñena. De allí, su obispo le envió a ampliar su formación a Roma, concretamente a la Pontificia Universidad Gregoriana, donde obtuvo un doctorado, última etapa antes de su ingreso, en 1970, en el Servicio Diplomático Pontificio. El recorrido de buena parte del planeta no hizo mella en su apego al terruño, pasando los ocho años de merecida jubilación activa en Alcañiz. En su Aragón natal, honró con su presencia distintos actos públicos, como el 50 aniversario del IES Joaquín Costa, donde había impartido clases en el curso inaugural en 1969.