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Emilio ValerioEl Debate

Emilio Valerio (1956-2024)

Un fiscal de doble vida (profesional)

Mientras que su labor en la persecución de delitos medioambientales fue muy bien acogida, compatibilizar su función pública con los negocios bodegueros desembocó en su expulsión de la carrera

Nació en Dicastillo (Navarra) en 1956 y falleció repentinamente en Pozuelo de Alarcón en 14 de octubre de 2024

Emilio Valerio y Martínez de Muniaín

Abogado y fiscal

Licenciado en Derecho, en 1981 ingresó en la carrera fiscal, de la que fue expulsado en 2017

Mariano Fernández Bermejo, cuya etapa como fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Madrid estuvo, casi de forma permanente, teñida por la polémica, supo, sin embargo, anticiparse a los tiempos al impulsar la creación de una fiscalía específica para los incipientes delitos medioambientales. Para inaugurar el cargo, designó a Emilio Valerio, de brillantez técnica indiscutible, pero que ya acumulaba controversias, resueltas con su apartamiento de casos. Uno de ellos fue el del asesinato, perpetrado por los Grupos Antiterroristas de Liberación, del médico batasuno Santiago Brouard: su instrucción fue correcta hasta que realizó unas inoportunas declaraciones a una emisora radiofónica. El otro estaba relacionado con una red de corrupción policial.

Mas se redimió en su nuevo destino en el que persiguió con rigor tropelías urbanísticas nocivas para el medioambiente a lo largo y ancho de la Comunidad de Madrid en una época, los noventa, en las que abundaban. Su labor trascendió el estricto ámbito procesal, contribuyendo a sentar jurisprudencia en la materia y prolongándola con la autoría de un manual de Derecho Medioambiental. Valerio fue relevado en 2007, si bien permaneció en Madrid. Y nunca muy lejos de la actualidad: en 2008, por ejemplo, le incumbió la investigación sobre la tragedia aérea de vuelo de Spanair en el aeropuerto de Barajas.

Su trayectoria se truncó hace unos años al descubrirse que compatibilizaba su función judicial con la gestión de unos negocios familiares, estructurados en torno a una quincena de empresas. Una de sus actividades más florecientes era unas prósperas bodegas en Navarra que llevaban su nombre. Valerio alegó que la ley le permitía supervisar su patrimonio familiar. Sin que el argumento convenciera, pues fue expulsado en 2017 de la carrera fiscal.

Su calvario se prolongó cuando la Justicia creyó detectar un fraude en la devolución del Iva de sus empresas. Terminó siendo absuelto en 2022. Según la sentencia, «no ha quedado acreditado» que Valerio y su esposa «idearan una trama consistente en la confección de facturas mendaces en las que aparecían reflejadas entregas inexistentes de bienes y prestaciones de servicios de otras sociedades, consiguiendo con ello la devolución indebida, por parte de la Hacienda Tributaria de Navarra, del Iva supuestamente soportado en las mencionadas facturas». Con todo, le fue denegada su reincorporación a la carrera fiscal. Valerio dedicó los últimos años de su vida a sus negocios y a un bufete con sede en Madrid.