El cardenal que supo dialogar con los no cristianos

El cardenal Miguel Ángel Ayuso había nacido en Sevilla el 17 de junio de 1952. Quinto de una familia numerosa de nueve hermanos, tenía 23 años cuando hizo su primera profesión religiosa en el Instituto de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús y 28 años cuando fue ordenado sacerdote. En 1982 se licenció en Estudios Árabes e Islámicos en el Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos (PISAI) de Roma y más tarde, en 2000, obtendrá un doctorado en Teología Dogmática por la Universidad de Granada.

Su vida misionera la vivió entre Egipto y Sudán, dos países bañados por el Nilo, donde creció su admiración y aprecio por el mundo islámico. En 1989 inicia su labor docente como profesor de Islamología, primero en Jartum (Sudán), después en El Cairo (Egipto) y finalmente en el PISAI, centro del que fue nombrado decano en 2012. El 30 de junio de ese mismo año el papa Benedicto XVI lo nombró Secretario del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, siendo consagrado obispo en enero de 2016. En 2019 el Papa Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio y es creado cardenal en el consistorio del 5 de octubre de ese mismo año. Para los Misioneros Combonianos era la primera vez –y hasta ahora única– que un miembro del Instituto accedía a la dignidad cardenalicia.

Durante sus 14 años de servicio en el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso mantuvo siempre una actitud abierta y una gran capacidad de diálogo con los no cristianos. Tal vez uno de los momentos más importantes de este servicio tuvo lugar en febrero de 2019, cuando acompañó al papa Francisco en su viaje a los Emiratos Árabes Unidos que culminó con la firma en Abu Dabi del documento sobre la Fraternidad Humana para la paz mundial y la convivencia entre el Papa y el gran imam de Al Azhar, Ahmed al Tayeb. En la entrevista que concedió a la revista Mundo Negro en marzo de 2023, el cardenal Ayuso dijo que el documento «ha marcado un hito en la historia. Ha tenido una gran recepción en todo el mundo y a todos los niveles porque no es un documento religioso, no es un documento para los cristianos o los musulmanes, sino que es para la humanidad». Sobre su papel en la elaboración de este texto se mostró muy discreto, indicando que «es un documento del papa Francisco y del gran imam. Ellos han dicho en numerosas ocasiones que lo han ido trabajando los dos. Sí puedo decir, y no en referencia a este texto, que en la Curia somos y nos sentimos una familia, colaboramos los unos con los otros y estamos al servicio del Santo Padre, de las conferencias episcopales y de las comunidades cristianas en todo el mundo. Por lo tanto, la actividad del Papa se ve enriquecida por este apoyo que se da en este espíritu de familia y que se expresa, a veces, en documentos como el de la Fraternidad Humana. Es bonito trabajar en la retaguardia».

Hombre de una gran humildad y sencillez en el trato, guardó siempre su salero andaluz y su buen humor, a pesar de los graves problemas de salud que lo acompañaron durante los últimos años de su vida. Su fallecimiento, anunciado horas antes por el papa Francisco en la audiencia del lunes 25 de noviembre, tuvo lugar a las 15:30 en la policlínica Gemelli de Roma, donde llevaba ingresado varias semanas a causa de problemas cardiacos. Su corazón necesitaba una intervención urgente para cambiar la válvula mitral, pero la debilidad general de su estado de salud no le permitió entrar en quirófano.

• P. Enrique Bayo es director de la revista Mundo Negro