Luis de Lezama (1936-2025)
El asombroso cura de «los maletillas»
Además de por la atención espiritual y material de los más necesitados, destacó por iniciativas como la creación de Radio Popular y la Taberna del Alabardero, clave en la Transición y germen de su famoso Grupo Lezama
Luis de Lezama Barañano
Sacerdote, periodista y fundador del Grupo Lezama
Fue ordenado sacerdote en Madrid el 16 de junio de 1962. Desde el principio se caracterizó por ser muy activo en el plano social. En 1974 fundó la Taberna del Alabardero, que fue el germen de su potente Grupo Lezama, un referente de la economía social. En 2006 fundó la parroquia de Santa María la Blanca, en Montecarmelo (Madrid).
El famoso cura Lezama falleció ayer en la sede de Madrid de la Clínica Universidad de Navarra tras haber recibido los santos sacramentos. Su capilla ardiente se instalará en la parroquia de Santa María la Blanca en Madrid el lunes 13 de enero a las 10, en el mismo lugar en donde se celebrará una misa corpore in sepulto a las 19.30.
Luis de Lezama nació en Amurrio (País Vasco) el 15 de junio de 1936. Ha sido un sacerdote católico, periodista, empresario y un prolijo escritor español cuya principal objetivo fue promover a las personas a través de la educación y el trabajo.
Tras estudiar bachiller en los Jesuitas de Indautxu, se trasladó a Madrid para comenzar sus estudios en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería ICAI de la Universidad de Comillas. Pronto sintió la necesidad de dar un sentido más trascendente a su vida, y en 1955 ingresó en el seminario diocesano de Madrid para formarse en Filosofía y Teología.
El 16 de junio de 1962 fue ordenado sacerdote por el obispo de la diócesis Madrid-Alcalá, Monseñor Eijo y Garay. El 1 de julio celebró su primera misa en la parroquia de Santa María de Amurrio.
Desde el inicio de su vida sacerdotal, fue muy activo en el plano social. En el verano de 1962 fue nombrado coadjutor de la parroquia de Nuestra Señora de La Asunción de Chinchón. Allí impulsó el movimiento cooperativista entre las gentes del campo, contribuyó a la consolidación de la Banda de Música Municipal y puso en marcha la representación de La Pasión de Chinchón. Escribió el guion de esta obra que está considerada Fiesta de Interés Turístico Nacional desde el año 1980.
En esta etapa, además, se le empezó a conocer en la zona con el apelativo cariñoso de Cura de los Maletillas. Respondía a la ayuda que prestaba a los jóvenes aspirantes a toreros, a los que ofrecía cobijo, manutención, formación y apoyo en sus sueños taurinos. Entre ellos estuvo Teodoro Librero El Bormujano, que llegó a tomar la alternativa y a desarrollar una carrera como matador de toros.
En 1964 fue designado coadjutor de la parroquia San Carlos Borromeo, en el madrileño barrio de Entrevías. Allí se enfrentó cara a cara con el hambre, el analfabetismo, la droga y la falta de oportunidades a la que tenían que hacer frente las familias de aquella zona.
Mientras recogía chatarra y cartón con sus ayudantes, maduraba la idea de que había que pensar en que aquellas personas pudieran no solo cubrir sus necesidades más inmediatas, sino adquirir una formación que les permitiera desarrollarse profesional y humanamente. Se fijaba en la labor que estaba desarrollando el presbítero vasco José María Arizmediarreta en Talleres Ulgor, germen de la Corporación Mondragón.
En diciembre de 1965 se trasladó a Roma para trabajar en la oficina de prensa de la Conferencia Episcopal Española durante las jornadas de clausura del Concilio Vaticano II. En 1967 se desplazó a Israel para cubrir la Guerra de los Seis Días. Fue herido de bala y entrevistó a Golda Meier.
En esta etapa participó en la creación de Radio Popular. Permaneció en ella hasta el año 1974. En 1972 recibió un Premio Ondas por el programa El rastro de Dios.
En 1976 se licenció en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Mientras tanto, no dejó sus obligaciones pastorales. Fue designado Superior en el seminario diocesano de Madrid, delegado de vocaciones y secretario del cardenal Vicente Enrique Tarancón, personaje clave en la Transición española.
En 1974 ya acogía a un número importante de muchachos, y, con la ayuda de Íñigo Álvarez de Toledo y otros amigos, y el permiso del cardenal Tarancón, decidió poner en marcha la Taberna del Alabardero. Sin saberlo, el sacerdote y sus muchachos estaban siendo artífices del nacimiento de un modelo empresarial de economía social pionero que traspasaría fronteras y del que, con el paso del tiempo, se han visto beneficiadas miles de personas.
La Taberna se convirtió pronto «en un punto de confluencia social, alegre y divertido», según reconoce el propio Lezama en su libro Historias y recetas de mi taberna. La escritora Julia Navarro ha llegado a decir que «la Transición española no podría entenderse sin la Taberna del Alabardero». Nombres como Manuel Fraga, Adolfo Suárez, Felipe González, Paco Umbral o Julio Iglesias pasaron por allí, entre otros.
Medio siglo después, la Taberna no solo conserva su ubicación inicial: hace gala de unos estándares únicos en producto y servicio.
Luis de Lezama compaginaba esta labor con la atención de sus feligreses en Carabaña (Madrid). Allí fomentó el amor por el pasaje de la Pasión de Cristo y logró restaurar el tejado de la iglesia en parte con los beneficios obtenidos en un festival taurino para el que colaboró Antonio Ordóñez.
El Grupo Lezama se fue desarrollando de manera espectacular, con hitos que abarcaron desde la salida al exterior con presencia en Estados Unidos a la apertura del Café de Oriente o el desembarco de sus servicios en el Senado o en la Casa Real, entre otros.
Lezama consiguió de este modo que las personas se desarrollaran a través de su empresa icónica en la economía social. En 2006 el cardenal Rouco le encargó poner en marcha una parroquia en el recién creado barrio madrileño de Montecarmelo. La llamó Santa María la Blanca, el mismo nombre que puso al colegio que fundó posteriormente, y que desde 2009 se ha convertido en un referente de innovación educativa.