Fundado en 1910

Economía: vamos a contar mentiras

La experiencia nos dice que en el epicentro de las crisis económicas desde los medios debemos tratar de infundir optimismo y alimentar el buen ánimo de los ciudadanos, mientras que en los períodos de bonanza, o de ausencia aparente de turbulencias, hay que advertir de los peligros que acechan a la economía. En el horizonte de la España de hoy se vislumbran nubarrones económicos de notable tamaño y nuestra capacidad de inquietud parece no existir. Mientras a lo lejos se dibujan las formas de esa tormenta, ahora mismo pagamos cuatro veces más cara la electricidad que hace un año, la inflación se dispara, tenemos más de tres millones de parados, el déficit aumenta y solo contratamos más funcionarios, la deuda crece imparable y el INE (Instituto Nacional de Estadística) nos asegura que los datos del Gobierno no son los correctos. Tenemos un problema, aunque no queramos verlo y nuestra obligación es advertirlo. 

Los profetas tienden a generar aversión hacia las buenas noticias. No es nuestro caso, desde El Debate estamos deseando darles a los españoles noticias económicas alentadoras. Me temo que la experiencia sigue siendo una herramienta del hombre prudente, aunque no necesariamente sabio. El catálogo de lo acontecido y sus enseñanzas son bien claras: no se puede vivir con tanta deuda; el dinero no crece en los árboles; la ecología es cara y el petróleo también; la energía es estratégica; la fiscalidad excesiva oprime a los pueblos y los empobrece… Las reformas que necesita España son muchas. Estas no suponen, precisamente, la contrarreforma de la reforma laboral. Nos seguirán contando mentiras y mucha gente las creerá porque le conviene no ver la realidad.