Iberdrolo
Puestos en lo mejor, que Carmona abarate la luz hasta el nivel de sus conocimientos en energía eléctrica
Don Juan March Ordinas, el fundador de la saga, llamó a Ignacio Villalonga Villalba, presidente del Banco Central.
–Tengo mucho interés en que coloques en el Banco a un joven que cuenta con toda mi estima y es además sobrino de un teniente general. Habla cuatro idiomas.
March era uno de los mayores accionistas del Central y su deseo fue interpretado como una orden. El enchufado fue emplazado en el Departamento Extranjero del Banco de Alcalá esquina a Barquillo. Su director, Felipe Navalpotro, a los pocos días habló con Villalonga.
–Don Ignacio, el tipo que nos ha recomendado don Juan March no sirve para nada. No sirve ni para encargar las cestas de Navidad.
Villalonga, muy a su pesar, llamó a March.
–Juan, me comentan mis directores que tu recomendado no sirve, no cumple con el horario, falta mucho, y por muy sobrino que sea de un teniente general no conoce la disciplina ni por el forro. Con tu permiso, voy a ponerlo de patitas en la calle.
–Me lo esperaba, Ignacio. Y tienes mi permiso.
–¿Por qué me lo recomendaste?
–Por amistad con sus padres. Como comprenderás, si hubiera valido para trabajar en un banco, lo habría empleado en la Banca March.
Días atrás, el presidente de Iberdrola recibió una llamada parecida.
–Ignacio, soy el presidente del Gobierno. Y te agradecería que designaras a mi pelota 254.765, el pobre Carmona, vicepresidente de la sociedad. Lleva muchos años humillándose por mi causa, siempre ha sido un mandado disciplinado, no tiene ni idea de electricidad, pero es hombre de palabra fácil y te obedecerá siempre. Tiene mucha experiencia en las tertulias de televisión y radio, en las que ha sumado más comparecencias que Marhuenda, pero como no sé qué hacer con él, te pido que me lo enchufes de vicepresidente, que en el fondo, ahora mismo, es muy poquita cosa. Si lo haces, te quedaré muy agradecido.
Antonio Miguel Carmona, felpudo de Manuela Carmena, ha sido nombrado vicepresidente de Iberdrola. La compensación económica por sentarse en la mesa del Consejo y decir «amén» a todo lo que proponga el presidente, supera los 400.000 euros al año. No se trata de un enchufe entre empresas privadas. Se trata de una coacción política del presidente del Gobierno a una empresa, cuyos mayores accionistas, son los fondos de inversión norteamericanos y árabes, que algo tendrán que decir. Por otra parte, Galán no va a reaccionar como Villalonga:
–Pedro, te voy a devolver a tu consejero porque no es capaz ni de encargar las cestas de Navidad.
Si don José María de Oriol y Urquijo levantara la cabeza, Galán saldría volando desde la azotea de Iberdola del puntapié en el antifonario que le propinaría el gran empresario y jefe de la familia Oriol.
Don Salvador Ventura, capitán del J.J. Sister de las Transmediterránea que en la Ruta Quetzal nos llevó, al mando de Miguel De la Quadra-Salcedo por el Orinoco hasta Ciudad Bolívar y el Amazonas hasta Manaos, nos contó la historia de otro enchufe eléctrico. Un joven desempleado entró a formar parte de la dotación de un barco que cubría el trayecto Cádiz/ Las Palmas. Entró como segundo electricista sin saber nada de electricidad, con la mala fortuna de que en la mitad de la navegación el barco se quedó sin electricidad y el primer electricista había sido evacuado en un helicóptero con un ataque severo de apendicitis. El segundo electricista, gaditano, todo arte, se puso a la tarea, tocó muchos cables, y acuciado por el capitán, como era lógico, no pudo arreglar la avería. Pero su ingenio, en pleno océano, le salvó:
–Capitán, esta avería no es propia del barco. Para mí, que es un fallo de la Sevillana de Electricidad.
Su puesto de trabajo fue una obra de caridad. Lo de Carmona, es pura corrupción, siempre que la corrupción contenga algo de pureza.
La próxima, Adriana Lastra, en Endesa, Gas Natural, Telefónica o Repsol. ¿Puertas giratorias? Más aún. Desfachatez y chulería.
Puestos en lo mejor, que Carmona, abarate la luz hasta el nivel de sus conocimientos en energía eléctrica.