¿Hay Justicia en España?
Se ha destrozado el buen nombre de una persona a la que no se puede condenar en los tribunales, pero a la que se destroza su imagen hasta el punto de que no pueda volver a tener la vida que vivía con todo derecho después de su abdicación
En este día de la Fiesta Nacional en que el Rey Juan Carlos sigue lejos de España por la exclusiva voluntad del Gobierno, me ha llamado la atención un gesto de un político que no pasa por horas de grandes triunfos. Se trata de José Ramón Bauzá, que fue presidente del Gobierno de las Islas Baleares entre 2011 y 2015 con el Partido Popular y que se pasó a las filas de Ciudadanos después de que el PP en Baleares fuera puesto en manos de políticos demasiado afines al nacionalismo catalán. Desde 2019 representa a este partido liberal en el Parlamento Europeo.
Bauzá tiene una cuenta de Twitter ilustrada con una foto en la que está hablando con Don Juan Carlos. Y ayer subió un tuit en el que decía: «Recibo a diario preguntas sobre por qué tengo esta foto de portada con el Rey Juan Carlos. Creía que era una obviedad, pero ahí va la respuesta: nada ni nadie va a hacer que renuncie al orgullo de haber tenido al monarca que ha propiciado la mejor España que hayamos podido soñar.» Ciertamente es una obviedad. Pero corren tiempos en los que es imprescindible repetir una y mil veces las verdades de perogrullo porque son demasiados los que se empeñan en negarlas.
A lo largo de los últimos dos años se ha montado una campaña perfecta por parte del Gobierno atacando a Don Juan Carlos como forma de debilitar la Monarquía. Y vaya si lo han logrado. Es increíble ver cómo uno de los más tradicionales baluartes mediáticos de la Corona ataca a diario al Rey Juan Carlos, al que tanto hizo por convertir en Monarca. Lo cierto es que la fiscalía que ha hecho todo lo posible por procesar al Rey reconoce ahora que no hay pruebas para iniciar ese procesamiento. Como en tantos procesos de gran cobertura mediática, se ha destrozado el buen nombre de una persona a la que no se puede condenar en los tribunales, pero a la que se destruye su imagen hasta el punto de que no pueda volver a tener la vida que vivía con todo derecho después de su abdicación.
Que nadie dude que la batalla contra la Corona va a continuar. Sánchez juega a poli bueno / poli malo, dejando a Podemos y los aliados parlamentarios que quieren romper España el papel de malo atacando a diario a la Monarquía que él formalmente dice defender. Pero lo importante no son las palabras sino los hechos. Y hemos visto reiteradamente cómo desde el Gobierno se ha ido haciendo una labor de zapa, limitando la actuación del Rey, asumiendo funciones que constitucionalmente corresponden al Monarca y dando a Sánchez un papel de «presidente de España» en lugar de ser presidente del Gobierno de España, que es algo muy diferente.
El daño que se ha hecho a Don Juan Carlos con esta caza de brujas no tiene remedio. Pero el escándalo de haber tenido exiliado –en la práctica, eso es lo que ha sido– a un ex jefe de Estado sin que se haya sustanciado nada en los tribunales da una imagen lamentable de la probidad legal de nuestro país. Y, no haya lugar equívoco: nada daña más a la prosperidad de una nación que las dudas sobre su seguridad jurídica. Y en España, hoy, esas dudas son flagrantes.