La Memoria sectaria
Europa sí ha hecho su plena transición democrática. La izquierda española y los nacionalismos, no
Pedro Almodóvar fue la primera referencia de autoridad de Félix Bolaños en su discurso de defensa de la Ley de Memoria Democrática el jueves, lo que nos da una buena idea del grado de sectarismo de esta ley, de su manipulación de la historia, de su espíritu de confrontación, y de su cuestionamiento de la legitimidad democrática de la derecha. Añádase a Almodóvar a Gabriel Rufián, el extremista defensor del golpismo y socio del Gobierno, que subió a la tribuna justamente después de Bolaños, llamando «a los antifascistas de la Cámara» a hacer una Ley de Memoria más sectaria aún, porque la del PSOE y Podemos se le queda corta.
Esta es la Memoria de la izquierda, la visión de España de Almodóvar y de Rufián, la que cuestiona la Transición y la que ha sido incapaz de hacer la propia transición democrática de la izquierda. Una Memoria sectaria que niega los totalitarismos de izquierdas y falsea la historia de España a fin de convertirla en un enfrentamiento entre fascistas y demócratas, colocando a la derecha en el fascismo, y a la izquierda y a los nacionalistas en la democracia. Afirma el texto que la ley rechaza todos los totalitarismos, pero el propio texto pone en evidencia la falsedad de esa frase. Es la primera gran mentira de la ley, que incluye en esos totalitarismos al fascismo y al nazismo, pero excluye al comunismo.
La segunda mentira es que esta ley nos ponga al nivel de otras democracias, como dice el Gobierno. Todo lo contrario, precisamente por la negativa de la izquierda y de los nacionalismos a rechazar los totalitarismos comunistas. En esta ley y hasta en tres votaciones en el Congreso en los últimos meses, con abiertas apologías del comunismo en los tres debates. En contra de lo aprobado en el Parlamento Europeo en 2019, el rechazo a todos los totalitarismos, fascistas, nazi y comunistas. Europa sí ha hecho su plena transición democrática. La izquierda española y los nacionalismos, no.
Como, según la Memoria de la izquierda, no existen los totalitarismos comunistas, la ley tampoco trata por igual a todas las víctimas, su tercera gran mentira. Y por eso comienza el 18 de julio de 1936, a fin de excluir a las víctimas de la violencia de la República y presentar a la izquierda y a la República como símbolos de una democracia perfecta. Es la cuarta gran mentira de esta Memoria sectaria, la negación de la violencia de la izquierda y de la República. Una quinta gran mentira completa la falsificación: la negación de ETA. Y es que, de la misma manera que la ley comienza en julio del 36, acaba en 1978, y lo hace sin una sola referencia a ETA y a sus víctimas. Para completar el relato de la negación de la violencia izquierdista y nacionalista.
Un Gobierno que hace apología del comunismo, un Gobierno que pacta con quienes legitiman a ETA, un Gobierno que niega el golpismo independentista, y un Gobierno que con esta ley manipula la historia de España para blanquear a la izquierda y deslegitimar a la derecha. Así de preocupante es la situación de nuestra democracia.