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El terrorista y el mentiroso

Estaba claro que a cambio del voto afirmativo de los etarras, Sánchez se había comprometido a vaciar las cárceles de terroristas

El repugnante terrorista se reunió con la gente de Sánchez, como en sus tiempos, Eguiguren el maltratador y Pachi López, en nombre de Zapatero, se sentaron a negociar con los asesinos etarras. El repugnante terrorista se vistió de gala y habló en los jardines del Palacio de Ayete. Cuando se habla y se escribe en español, Ayete, no Aiete, como dicen los cursis de Atresmedia, Mediaset y muchos medios escritos. Y en los jardines de Ayete, el repugnante terrorista fingió un arrepentimiento vacilante y falso. Primero dijo que habían hecho –la ETA–, lo que tenían que hacer, pero que no obstante, se arrepentía del dolor de las víctimas. De las víctimas familiares, que no de los asesinados, libres de dolores y tristezas. Nadie, ni Sánchez como es obvio, se creyó esas débiles palabras de falso arrepentimiento. Había que vestir a la mona de seda para que muchos de los votantes del PSOE justificaran su villanía electoral y calmaran sus conciencias. Hay que aprobar los presupuestos y Bildu, por boca de Otegi, se ha mostrado arrepentido y ha pedido un perdón mínimo, nauseabundo y cínico, pero al fin y al cabo ha pedido perdón y eso demuestra que nuestro Sánchez le ha convencido para que tome la senda de la excusa. Ocho horas más tarde, el repugnante terrorista se había disfrazado de nuevo de terrorista, con su chupa y su camiseta negra, sus playeras y sus vaqueros. Esta vez se reunía con sus compañeros de partido, con sus viejos compañeros de Herri Batasuna, con sus entrañables compañeros de la ETA. Y el repugnante terrorista no se figuró que estaba siendo grabado. «Tenemos a doscientos presos en la cárcel, y si para sacarlos de las prisiones hay que votar a favor de los presupuestos, pues votamos». Después desnudó al mentiroso. «No nos conviene que caiga este Gobierno. Necesitamos que gobierne seis años más, porque la alternativa de un Gobierno de ‘ultraderecha’ –las comillas son mías–, del PP y Vox sería muy perjudicial para nosotros». El repugnante terrorista desmadejó las mentiras y falsedades de Sánchez. Los dirigentes parlamentarios del PP y Vox en el Congreso le recordaron a Sánchez la segunda intervención, la que creyó Otegi libre de ser grabada. Y Casado, escuetamente, le interrogó con una pregunta directa. «¿Va usted a soltar a doscientos terroristas a cambio de que Bildu le vote afirmativamente los Presupuestos?». Y el gran mentiroso, que ya no engaña a nadie, imitando a Gary Cooper en Solo ante el Peligro, se incorporó de su escaño, que por contagio también es un escaño mentiroso, y respondió con insegura seguridad: «Mi respuesta a su pregunta es un ‘No’ rotundo». Pero la delincuencia secreta de los pactos con los herederos de la ETA no encontró a tiempo su escondite. Estaba claro que a cambio del voto afirmativo de los etarras, Sánchez se había comprometido a vaciar las cárceles de terroristas.

No estamos ante hechos gravísimos como la desobediencia del Congreso de los Diputados al Tribunal Supremo. No estamos ante falsedades gravísimas como la promesa de enviar inmediatamente 200 millones de euros para menguar el sufrimiento de los desheredados de la isla de La Palma, dinero que no ha viajado todavía. No estamos ante anomalías gravísimas como el mantenimiento del derroche del Gobierno en aviones, helicópteros, cochinadas sexuales y chiringuitos de amigos y asesores. Lo de Otegi, el repugnante terrorista, no es un hecho gravísimo. Es una intolerable e inadmisible traición a mil asesinados, a sus familias, a miles de heridos y a sus familias, a miles de ciudadanos chantajeados y a sus familias, y a millones de españoles que vivieron y sufrieron los años de plomo de la banda terrorista vasca. Se trata de una vileza inconmensurable, de la que un día tendrá que dar cuentas ante la Justicia, si es que la Justicia independiente sobrevive a su permanencia en el Gobierno. El repugnante terrorista dejó claro un mensaje que no se atrevió a proclamar. «Gracias a nosotros, la ETA, tendremos a Sánchez, el que nos conviene a los terroristas, gobernando en España seis años más». Así de claro.