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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Los zollipos de Marlaska

No es una cacicada. Es una prevaricación reiterada. Prevaricación, es decir, «delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta por parte de una autoridad, un juez o un funcionario»

Actualizada 08:14

De nuevo, una vez más, el ministro del Interior , despreciando a la Guardia Civil, ha hecho caso omiso a la valoración que la propia Institución establece por méritos para ascender al generalato y se ha saltado a los coroneles don Diego Pérez de los Cobos y don Manuel Sánchez Corbí. Se comenta en los pasillos y antedespachos del Ministerio del Interior, que al figurar de nuevo los nombres de estos dos héroes de la Guardia Civil en los primeros puestos para el ascenso, se han oído zollipos provenientes del despacho del ministro. El zollipo es el sollozo aderezado con un ataquito histérico. En su acepción académica, es zollipo «el sollozo con hipo, y regularmente con llanto y aflicción». Se puede sollozar en silencio, pero resulta imposible zollipear sin emitir sonidos guturales. La insoportable princesa –la princesa está triste/ ¿qué tendrá la princesa?- de Rubén Darío aliviaba su tristeza con suspiros, pero al menos, en los versos alejandrinos del poeta nicaragüense –tan excelso como cursi-, no recurrió a los zollipos.

Además de sus extraordinarios méritos acumulados durante sus casi cuarenta años de servicio a España, a los españoles y a la Ley, siendo tenientes en Inchaurrondo, don Diego y don Manuel –que fue el que descubrió el lugar donde estaba secuestrado y torturado don José Antonio Ortega Lara-, fueron los principales responsables de su liberación. También se encontraba con ellos el teniente don Luis Antonio del Castillo, actual coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Santander. Durante horas, y ante el criminal Bolinaga que no abrió la boca hasta que tuvo que abrirla, los guardias civiles buscaron en la nave de Mondragón a Ortega Lara. El juez Baltasar Garzón, pasado un tiempo, claudicó. 

-Creo que hemos fracasado. No está aquí. 

Y el teniente Sánchez Corbí se mantuvo en sus trece autorizado por sus mandos, que confiaban plenamente en sus investigaciones. 

–Señor juez, si Su Señoría quiere marcharse, no podemos impedirlo. Pero está aquí. No hemos dado con el «zulo», pero está aquí.

Y Garzón, ante semejante seguridad, no abandonó. Un guardia civil, experto en maquinaria, maniobró con una palanca. Ante la sorpresa de todos, no se movió la compuerta del suelo correspondiente a esa máquina, pero sí la que se hallaba a más de treinta metros de distancia. Ahí se desmoronó el canalla Bolinaga

-De acuerdo; han ganado. Está aquí. 

Y abierta la compuerta bajaron al agujero nauseabundo donde tenían secuestrado a Ortega Lara que, al verlos, y creyendo que se trataba de nuevo de una broma macabra de los actuales socios de Sánchez, les rogó que lo mataran. Durante los más de 550 días de tortura, de cuando en cuando, los etarras se hacían pasar por guardias civiles salvadores para reírse del secuestrado. Esta vez sí eran guardias civiles salvadores, y fueron unos tenientes los responsables de la liberación. Los que hoy castiga el ministro del Interior con rencor histérico.

Ha escrito Pedro Jota Ramírez que se trata de una nueva «cacicada» del ministro. No es una cacicada. Es una prevaricación reiterada. Prevaricación, es decir, «delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta por parte de una autoridad, un juez o un funcionario». Decía José María Stampa Braun, ilustre catedrático de Derecho Penal, que «la peor falta en un juez es prevaricar en la sentencia de un juicio». Lo que ignoro son los motivos de la reincidente conducta infectada del ministro. ¿Se trata de un impulso desmedido de animadversión personal? ¿Se trata de una venganza? ¿Se trata de una imposición de Bildu que ha exigido que dos guardias civiles fundamentales en la lucha contra la ETA no asciendan a generales? Marlaska sabe que a la larga, ganarán en los tribunales don Diego y don Manuel… cuando por edad hayan pasado a la reserva. Como juez, Marlaska sabe muy bien lo que está haciendo. Adoptar una decisión injusta y a sabiendas desde su eventual poder. Es posible que en el pacto con la ETA –Bildu y Otegi-, esté inmersa la promesa de no ascender a los coroneles Pérez de los Cobos y Sánchez Corbí. De ahí los gritos y los zollipos cada vez que recibe la valoración profesional del Instituto Armado.

Como cristiano, le deseo que Dios le perdone. Como español, mi perdón no lo tiene.

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