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TribunaCarlos Abella

50 años de 'Imagine'

Medio siglo después, hemos comprobado que ha habido muchos personajes y personalidades, que en absoluto simbolizaban ese precioso mensaje y quienes se han apropiado, en demasiadas ocasiones y para nuestra desgracia, de ese maravilloso anhelo de paz. Sí, en verdad éramos unos soñadores

Actualizada 01:46

En el presente año 2021, se han cumplido cincuenta años del día en el que John Lennon compuso la canción Imagine, que desde entonces se ha convertido en el símbolo universal del anhelo de paz, y en la mejor escenificación musical de la utopía, inseparable a la condición humana. Lennon fue el profeta de toda una generación, surgida en los primeros años sesenta en los campus californianos y que se había extendido a las calles de Nueva York, el Barrio Latino de París, a las de las oprimidas Praga, Varsovia y Berlín, y quien supo poner letra a los sueños de millones de jóvenes, contrarios a la guerra del Vietnam y por extensión a cualquier guerra.

Y debemos celebrar estos cincuenta años, porque la fecunda creatividad de Lennon no se agotó en su prolífica y gloriosa alianza con Paul McCartney, que nos ha ofrecido a quienes entonces también imaginábamos un mundo mejor y en paz, canciones tan maravillosas como Yesterday, She loves you o Michelle, sino que fruto de su apasionado encuentro con Yoko Ono, se lanzó a una decidida creación pacifista, espiritual, un tanto estrafalaria en su presentación pública, pero que le convirtió en el guía de los ideales comunes a jóvenes de distintas culturas, países, continentes, razas y sexos. Este viaje experimental recogió influencias exóticas que dieron argumento a un trip hacia su interior en la busca definitiva de sus ideales.

Y en este recorrido experimental, le acompañó Yoko Ono, su musa, la mujer que mereció nuestro rechazo inicial porque le atribuimos la responsabilidad de haber dinamitado «Los Beatles», pero que supo encauzar –ahora lo sabemos– la potencia creativa de Lennon y que ya se materializó en 1968 con su primer disco, titulado Two virgins, y en la formación de un nuevo grupo en 1970, la John Lennon/Plastic Ono Band, donde ya encontramos una espectacular credencial de su talento espiritual con la canción Mother, desgarrador grito por la muerte de su madre, y poco después nos dejó asombrados con God, otra canción que atentaba contra todas las creencias de la existencia de un ser superior. Lennon proclama que ya no cree en nada, con una frase demoledora: «…Dios es un concepto con el que medimos nuestro dolor. (…), solo creo en mí, en Yoko y en mí. Y esa es la realidad».

El siguiente paso fue, ya en 1970, la aparición del álbum que inspira esta efeméride, Imagine, grabado junto a Yoko, con Lennon sentado en su piano blanco, y en el que figura la canción que traspasó todas las fronteras del conocimiento. Imagine fue el símbolo de esa y de otras generaciones posteriores, y John y Yoko se convirtieron en activistas del pacifismo y de la no violencia, en emblemas de la paz con otra canción que me encanta, Give peace a chance, traducida como «Demos a la paz una oportunidad».

Diez años después, uno de los muchos lobos solitarios que han dejado su macabra huella en la historia de los Estados Unidos y en la historia de la humanidad, de nombre inolvidable, Marc Chapman, le pegó a John Lennon cinco disparos a la entrada de su casa en el hoy histórico Edificio Dakota de Nueva York. Aún no sabemos por qué lo hizo. John Lennon murió el 8 de diciembre de 1980, pero su música, su mensaje, su aliento, sus deseos, no han muerto, porque medio siglo después, sabemos que Imagine es un himno para la humanidad. «Imagina que no hay paraíso. Es fácil si lo intentas. No hay infierno bajo nosotros. Sobre nosotros, sólo cielo. Imagina a toda la gente, viviendo el presente. Imagina que no hay países. No es difícil hacerlo. Nada por lo cual matar o morir, y tampoco ninguna religión. Imagina a toda la gente viviendo la vida en paz. Quizás digas que soy un soñador, pero no soy el único. Espero que algún día te unas a nosotros y el mundo será uno solo. Imagina que no hay posesiones. Me pregunto si puedes. No hay necesidad de codicia ni hambre. Una hermandad humana. Imagina a toda la gente, compartiendo todo el mundo. Quizás digas que soy un soñador, pero no soy el único. Espero que algún día te unas a nosotros y el mundo será uno solo».

Pero también, medio siglo después, hemos comprobado que ha habido muchos personajes y personalidades, que en absoluto simbolizaban ese precioso mensaje y quienes se han apropiado, en demasiadas ocasiones y para nuestra desgracia, de ese maravilloso anhelo de paz. Sí, en verdad éramos unos soñadores.

Carlos Abella es escritor

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