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De la cocinera de Adam Smith a la niñera de Irene Montero

Ha habido toda una revolución en el papel social de las mujeres, pero no exactamente la que cuenta nuestra extrema izquierda podemita

Presume la izquierda gobernante de que sus Presupuestos no solo persiguen una recuperación justa, sino que, además, son muy feministas. Para ilustrar ese feminismo presupuestario, la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, citó con mucho entusiasmo esta semana en el Congreso un libro de Katrine Marçal titulado ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? Marçal, una periodista socialista, critica lo que la izquierda llama alianza entre el patriarcado y el neoliberalismo; en otras palabras, discute que la libre competencia dé lugar a sociedades más prósperas, y defiende que la clave está en las mujeres olvidadas como Margaret Douglas, la madre de Adam Smith, la mujer que cocinaba mientras Adam Smith escribía La riqueza de las naciones. Y no por interés, sino por amor, motivación mucho más elevada.

Eso ocurría en el siglo XVIII, cuando Margaret Douglas cuidaba de Adam Smith para que este pudiera escribir su gran obra y pasar a la historia como uno de los pensadores más influyentes de todos los tiempos. Desde entonces, las mujeres cocinamos, escribimos libros y, a veces, también nos cocinan mientras los escribimos. Ha habido toda una revolución en el papel social de las mujeres, pero no exactamente la que cuenta nuestra extrema izquierda podemita. Porque si a los hombres relevantes les cuidaban sus madres o sus esposas, ahora, a algunas mujeres muy feministas e importantes les cuidan los Presupuestos Generales del Estado. Al menos, eso es lo que contó hace unas semanas ante un juez Mónica Carmona, ex responsable de Cumplimiento Normativo de Podemos, y según la cual una asesora del Ministerio de Igualdad, Teresa Arévalo, hacía de niñera de Irene Montero mientras esta daba lecciones de feminismo. Hay una denuncia y un juicio en marcha.

No creo que Katrine Marçal se pase por España para escribir una segunda parte de su obra, que bien podría titularse ¿Quién cuidaba de los niños de Irene Montero?; esas preguntas críticas con la izquierda no gustan mucho en los círculos culturales, incluso te pueden aplicar una de esas cancelaciones tan en boga en las universidades. Pero sería un buen título para ilustrar lo que pasa con cierto feminismo, con la ética de la izquierda y con su uso de los Presupuestos Generales del Estado, que han sustituido la alianza del patriarcado con el capitalismo por la alianza del partido con el Estado.

Cierto que no todos los asesores se dedican a cuidar los niños de los ministros correspondientes, pero sí se dedican a cuidar de los intereses electorales de los jefes, lo que no parece se deba al amor, como en el caso de la madre de Adam Smith, sino más bien al interés, el interés partidista. Los Presupuestos destinados, por ejemplo, a asesores y altos cargos de presidencia del Gobierno han subido un 113 % desde los últimos Presupuestos de Rajoy. Y ni el capitalismo ni el patriarcado parecen tener nada que ver.