Invita Sánchez, pero paga España
El presidente más débil de nuestra democracia vuelve a pasar por la taquilla de PNV, Bildu y ERC
Cualquier año, Urkullu y Ortuzar se levantarán creativos en su perenne monserga reivindicativa, telefonearán a la Moncloa y soltarán algo así: «Oye, Perico, que hemos estado pensando pues. Y hemos caído en la cuenta de que el perrico que sale en el cuadro ese de Las Meninas es un pastor vizcaíno de pura cepa, oye. Así que si quieres que te apoyemos los Presupuestos, nos tienes que transferir el Velázquez desde El Prado al Guggenheim». No lo duden: Las Meninas acabarían en Bilbao, y con Sánchez explicando muy solemne en sus televisiones que se trata de una manera de construir «un país más plural, diverso y dialogante».
Si creen que se me ha ido la pinza con la caricatura, repasemos cómo acaba de lograr Sánchez el apoyo a sus próximos Presupuestos. El mecanismo ha sido el habitual: el presidente más débil de nuestra democracia ha vuelto a pasar por la taquilla de PNV, Bildu y ERC, partidos que cada uno a su modo son manifiestos enemigos de la idea de España. ¿Cuál ha sido la moneda de pago? Pues aflojar un poquito más en lo que hace a la unidad de España y la protección del español. Al PNV le ha regalado la gestión en exclusiva en el País Vasco del Ingreso Mínimo Vital. Por exigencia de ERC, ha tragado con una aberrante ley contra la libertad de mercado y el castellano que pretende imponer cuotas de catalán en Netflix y otras plataformas. Por lo tanto, un mordisquito a la caja única y otro mordisquito al español para poder continuar pernoctando en la Moncloa (y saltándose, como siempre, la realidad de que el castellano es el idioma más hablado de largo en Cataluña, a pesar de casi 40 años de rodillo en forma de «inmersión lingüística»).
Aunque realmente el auténtico pago a ERC lo había abonado ya el pasado junio: el indulto a Junqueras y sus cómplices saltándose al Supremo y el sentir de la mayoría de los españoles.
Todavía más engorroso si cabe es cómo se ha granjeado el gentil y sorprendente apoyo de Bildu a los Presupuestos. Misteriosamente, el partido sucesor de ETA tendió este viernes una alfombra roja a las cuentas de Sánchez sin hacer un solo comentario ni reproche. Casualmente, este apoyo llega una semana después de que Otegi dijese en público que el precio que le iba a cobrar a Sánchez a cambio de los Presupuestos sería que soltase a todos los asesinos de ETA que todavía están en la cárcel. Pregunta sencilla: ¿qué habrá prometido entonces el Gobierno a Bildu en sus trapicheos tinieblas para que los post etarras se muestren tan corteses? Dos y dos suelen ser cuatro, incluso en Progresolandia.
Es desasosegante tener un presidente de España para el que la unidad de la nación, el idioma español y la memoria de las víctimas son solo baratijas con las que mercadea en el zoco de su supervivencia.