Las diferencias entre Draghi y Sánchez
Los italianos se han puesto serios, abandonaron el infantilismo político y colocaron al frente de su Gobierno a un auténtico número uno
Hacía diez años que Italia no crecía más que España. Durante los supuestos «terribles» años de Rajoy nuestro país crecía de manera estable y continuada y siempre por delante del país transalpino. Ahora, sin embargo, los italianos se han puesto serios, abandonaron el infantilismo político y colocaron al frente de su Gobierno a un auténtico número uno. Como tiene que ser, la política para los mejores. No como en España, donde ahora mismo nuestra vida pública es dirigida por los peores. El epítome de todo ello es el actual inquilino de la Moncloa, Sánchez, un hombre sin trayectoria profesional, con escasísimo apoyo popular, carente de virtudes morales –la mentira es su arma más habitual–, y quien ha roto todos los consensos, además de traspasar las línea rojas del entendimiento con violentos y golpistas. A diferencia de España, en Italia colocaron a Mario Draghi, un economista que estudió en la Universidad de La Sapienza de Roma, que hizo un auténtico doctorado, sin tesis plagiada, y que finalmente completó su formación en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Draghi fue profesor de economía en varias universidades, de las de verdad, no de las de juguete. Por último, ocupó relevantes cargos en distintos gobiernos de Italia y fue presidente de Goldman Sachs, director ejecutivo del Banco Mundial, gobernador del Banco de Italia y presidente del Banco Central Europeo. Ahora, con apenas 74 años, dirige los destinos de su país e Italia se encara a una nueva época dorada. Esa es la gran diferencia entre un país y otro. Allí el presidente de la República puede revocar de su cargo al jefe del Ejecutivo, y además puede colocar a personas como Draghi. Mi pregunta es, ¿no hay un Draghi en España?