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Y ahora toca el frío

El frío es también una unidad de medida. Por increíble que parezca, sirve para medir la crueldad de un Gobierno de izquierda-izquierda que deja nada menos que al once por ciento de la población en la indigencia, es decir, pasando mucho frío. Si esto le hubiese ocurrido a un gobierno de la derecha, las calles solo serían altavoces y ecos de una protesta atronadora. Ninguna ONG ni ningún organismo alza la voz ante esta feroz realidad. Pero la izquierda, ya se sabe, siempre tan desahogada, tiene patente de corso, o tal vez la derecha sociológica no cuenta con esa querencia al conflicto social. En todo caso, hace frío y muchos españoles lo están padeciendo más que en otros inviernos. Calentarse se ha vuelto objeto de lujo. La energía en España es muy cara, entre otras razones por la pésima gestión del Ejecutivo que comanda Sánchez. Y habrá que decirlo una y otra vez. Dejamos de quemar carbón y somos los más verdes, pero eso es caro, muy caro. Esta izquierda actual no atiende las clases más desfavorecidas, que son la clase media y la baja. Se les llena la boca con esas políticas que generan odio y enfrentamientos en la sociedad, pero no resuelven lo más importante, que es vivir. Estamos en otoño, aunque el refranero nos recuerda que «entre Todos los Santos y Navidad, es invierno de verdad». A lo peor, eso es lo que les falta a nuestros gobernantes: conocer España, su historia, su cultura… y su refranero popular.