Fundado en 1910

Pablín y Juanmi

La desaparición es un arma cargada de futuro, como escribió aquel gran pelmazo de Gabriel Celaya

Me pinchan y no sangro. Me cosquillean las plantas de los pies con plumas de marabú, y nada siento. Me acaricia la espalda amorosamente María Sharápova junto a la chimenea de una «dacha» de las afueras de Moscú, y le prohíbo seguir con los cariños. La Audiencia de Madrid ha ratificado la condena a Pablín y Juanmi por un delito de difamación y menoscabo al honor de un joven asesinado en 1985. Precisamente a Pablín Echenique y Juanmi del Olmo, los chicos más correctos y moderados de Podemos, si bien del segundo se cuentan hazañas amorosas de más fuste y donaire que las del difunto Espartaco Santoni. Tendrán que abonar 80.000 euros a los familiares del joven deshonrado y dar lectura en público a la sentencia condenatoria. Coincide la condena a Pablín con la solicitud de apertura del expediente de milagro comprobado para elevarlo en vida a la santidad por haberse confirmado que es cierto y verídico el estado de buena esperanza de su bella esposa.

En un descampado en las cercanías de Ávila, el joven Manuel López Rodríguez fue asesinado por Juan Carlos Torres, fogoso novio de una chica llamada Pilar Baeza. Ésta última fue condenada por complicidad en el crimen, y sentenciada a pasar la tira de años en prisión. Penó durante siete años en la prisión de Brieva, una cárcel de mujeres a media legua de Ávila. Y ya libre, al cabo del tiempo se afilió a Podemos. Y en 2019 Podemos encabezó su candidatura por Ávila a las elecciones generales con Pilar Baeza. Tan extraña nominación atrajo la curiosidad de la prensa, y como ni Pablín ni Juanmi tenían argumentos para defender la candidatura de una cómplice de asesinato, uno y otro justificaron el crimen con un argumento tan contundente como inventado. Que previamente a ser tiroteado, el joven Manuel López Rodríguez había violado a Pilar Baeza, y de ahí la furia del novio y de la pobre violada. Pero esto último era más falso que un billete de 17 euros, y la Justicia les ha metido un merecido paquete. Precisamente a ellos, que no dan la tabarra, que siempre se mueven en los espacios del respeto y la discreción, y con un pasado judicial limpio y luminoso, aunque a Pablín lo condenaron años atrás por Fraude Laboral. Una tontería. Que se le olvidó dar de alta en la Seguridad Social a su asistente. A la misma Seguridad Social que le había dispuesto a plena disposición la carísima silla que con tanta elegancia y soltura conduce.

«Se ha hecho justicia y se ha restablecido el derecho al honor de un chico de 24 años que jamás violó a su asesina», ha declarado un abogado de la parte ganadora. Pero ello no es óbice para que una persona de la calle, de la gente, como la que firma este artículo, se sienta estremecedoramente angustiado por lo mal que quedan en este asunto Pablín y Juanmi. Acusar a un chico inocente, brutalmente asesinado, de violar a Pilar Baeza sin haberle tocado ni un pelo está muy feo, aunque la acusación mentirosa venga de personas y personajes públicos tan estables y deliciosos como Pablín y Juanmi. Tiene que resultar hiriente para los pacíficos y serenos militantes de Podemos comprobar que entre los dirigentes de su partido de progreso hay, a día de hoy, más delincuentes condenados por la Justicia que en la guía de teléfonos del difunto Al Capone, que en paz descanse. Pero el partido saldrá adelante, entre otras causas, porque siempre sale hacia adelante lo que desaparece. Algo que ha existido no se extingue hacia atrás. La desaparición es un arma cargada de futuro, como escribió aquel gran pelmazo de Gabriel Celaya.

Y en unos años, a ver qué le cuentan al niño que viene de las condenas de papá. Y ese detalle también me tortura.

En fin que…