Moreno Bonilla
Pocos políticos han sobrellevado con más elegancia que él tantos desdenes y tantas deslealtades como ha tenido que sortear en su carrera política
Juan Manuel Moreno Bonilla ha sido reelegido presidente del Partido Popular de Andalucía. Entre unos y otros le han dado el congreso, pero él pone buena cara y sigue a lo suyo. Es su marca personal. Lleva poniendo buena cara muchos años y le sale de natural, aunque no le hayan faltado motivos para cambiar de actitud muchas veces a lo largo de su trayectoria. Probablemente pocos políticos han sobrellevado con más elegancia que él tantos desdenes y tantas deslealtades como ha tenido que sortear en su carrera política. Pero ahí está, imperturbable, y cada vez con más apoyo popular.
A los periodistas nos gustan los políticos que dan espectáculo, que nos brinden titulares o cotilleos para alimentar las crónicas y últimamente vamos sobrados de este tipo de ayudas. Pedimos moderación, pero nos divierten los exabruptos, demandamos unidad a los partidos, pero aireamos con fruición las maldades de cualquier mindundi y acostumbramos a confundir la mala leche con la brillantez y la deslealtad con la independencia. Pero nos equivocamos. Por eso le sacamos la hemeroteca a otros y nos cuidamos mucho de someternos nosotros mismos a esa dura disciplina. Tenemos decenas de ejemplos de políticos encumbrados en los medios cuyo carisma duró solo hasta la aparición del siguiente liderazgo tan ilusionante y efímero como el anterior. No es este el caso de Moreno, que ni es desleal ni tiene mala leche. Acaso por ello su éxito haya sido cualquier cosa menos fácil. Lo ha construido desde abajo, paso a paso, y con muy pocos apoyos externos.
De todos los líderes regionales que tiene el Partido Popular él es el más determinante para una victoria de Casado por razones evidentes. El tamaño y la importancia de Andalucía es enorme en el conjunto de España y su influencia, aunque no tan ruidosa como la de otras comunidades, también lo es. Lograr el cambio político en Andalucía era un reto dificilísimo y consolidar día a día esa transformación constituye un desafío aún más exigente. Hace falta saber mucho de política para acertar y salir airoso de unas circunstancias tan difíciles como las que a él le tocaron en suerte. Las encuestas y, sobre todo, el crecimiento económico y la creación de empleo en Andalucía demuestran que lo está consiguiendo.
Ahora que se cumplen diez años de la mayoría absoluta de Rajoy y cuando la España de Sánchez se parece cada vez más a la España de Zapatero, es bueno que la labor de personas como Juan Manuel Moreno nos recuerden a todos que la principal batalla ideológica que tiene que dar el Partido Popular es la de ampliar el bienestar, la libertad y la concordia de los españoles. Como lo hizo Rajoy en su día y como lo hacen Moreno y el resto de gobernantes populares allí donde los votantes les encargan la responsabilidad de gobernar. ¿El resto del ruido? Peccata minuta.