Los doce del patíbulo
¿Dónde está aquel socialismo vertebrador de España, defensor de la Constitución y garante de una pluralidad sin la cual la democracia desaparece?
Doce grupos políticos del patíbulo se han unido para intentar vetar, al menos, a dos medios de comunicación y pedirle al Congreso que les prohíba el acceso, les retire la acreditación y, si hay una hoguera cercana, les arroje al fuego.
Allí están todas las minorías parlamentarias con acento excluyente, que mucha lengua inclusiva y mucha tontería general pero nadie utiliza la mui como gueto segregacionista más que ellos: hay que decir «niñes» y otras soplagaiteces; pero ojo como se te ocurra decir Gerona, siendo de Murcia, con un Rufián cerca.
Que ERC, Bildu, el BNG, Junts for men, el PdeCat, los trogloditas de las CUP o hasta Podemos quieran censurar a medios de comunicación e informadores críticos va en su ADN: si por ellos fuera, toda la prensa sería una mezcla del Pravda y el NODO, con maniquíes disfrazados de periodista glosando la grandeza de Sánchez y de sus socios en las distintas lenguas que Dios tuvo a bien concederles para hacerles únicos y distintos.
De esa chusma no se espera nada. Siempre son las brujas de Salem, siempre tienen una antorcha en una mano y un bidón de gasolina en la otra para prenderle fuego al disidente, al traidor, al fascista; a todo aquel que no suscriba y difunda su lerdo credo, una mezcla de analfabetismo, ilegalidades y abusos más propia de un relato apocalíptico de Ray Bradbury que de una democracia europea del siglo XXI.
¿Pero y el PSOE? ¿Qué pinta el PSOE firmando fatwas como las que el integrismo lanzaba contra Salman Rushdie? En una semana, el socialdemócrata nórdico con pisito en Caracas que tenemos por presidente, se ha quitado la careta del todo para enseñar su inquietante parecido con Arnaldo Otegi, su primera querida política.
Primero, impulsó, por acción u omisión, un indecente comunicado de los presos etarras anunciando que, mientras terminan de soltarles a la calle con Marlaska de chófer de sus traslados; homenajearán a sus amigos asesinos con un poquito más de cuidado, para no llamar la atención.
Y después, con toda la muchachada junta como abajofirmante, puso su rúbrica pidiendo la lapidación de periodistas y medios que, te gusten poco, mucho o nada; se limitan a hacer preguntas respetuosas y oportunas a Rufián y al resto de partisanos que, con sueldo de 100.000 anuales, trabajan desde el Congreso por destruir la España que les paga.
¿Queda alguien digno en el PSOE? ¿Hay vida inteligente, o al menos decente, en ese partido? ¿Dónde está aquel socialismo vertebrador de España, defensor de la Constitución y garante de una pluralidad sin la cual la democracia desaparece?
El frentepopulismo de Sánchez nace más de la necesidad que de la convicción, en un personaje con los mismos escrúpulos que un buitre peleando con una hiena por los restos de un ñu abatido, pero el resultado es el mismo siempre: guerracivilismo en el Parlamento; ruina en la sociedad; trincheras en la calle y barricadas para la Constitución.
Ahora quieren prenderle fuego a periodistas y debemos reaccionar. Porque, como el célebre poema del pastor Niemöller, el siguiente en la lista puedes ser tú. Y quizá ya no quede nadie para denunciarlo.