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Agua de timónCarmen Martínez Castro

Rajoy, los adultos y la política

Lo más sorprendente del éxito de esta reaparición de Rajoy es que el expresidente lo ha conseguido sin recurrir a maldades

Actualizada 12:00

Esta ha sido la semana de Rajoy. Con motivo de la presentación de su libro «Política para adultos», consiguió reunir el miércoles en Madrid a Casado y Ayuso para regocijo de periodistas y tertulianos; incluso les brindó en el photocall un barullo de juego de sillas para que cada cual pudiera sacar sus particulares lecturas políticas. El jueves explicó la confusión en El Hormiguero y, de paso, se marcó una de las mejores cifras de audiencia de la temporada con más de tres millones de espectadores.

Lo más sorprendente del éxito de esta reaparición de Rajoy es que el expresidente lo ha conseguido sin recurrir a maldades, sin hacer ajustes de cuentas personales y sin caer en la vulgaridad de parecer un resentido o un nostálgico. Ese mérito lo comparte Rajoy con quienes le han acompañado en la promoción de su nuevo libro. Carlos Herrera en la radio y Pablo Motos en la televisión han demostrado sobradamente que la bonhomía no está reñida ni con la profesionalidad ni con el éxito. A ambos se les puede aplicar aquella máxima según la cual no se puede ser un buen profesional sin ser además una buena persona.

Rajoy se reivindica en su libro. Sin duda. Y el mejor ejemplo de esa reivindicación personal es haber logrado reunir a Ayuso y Casado, pero también al viejo y al nuevo PP, a los exministros de su Gobierno y a los nuevos dirigentes de su partido. Allí estaban todos: unos por cariño, otros por respeto e incluso puede que alguno acudiera por obligación. Por las razones que fuera, pero allí estaban. Y todos los militantes y simpatizantes del PP valoran la importancia simbólica y la fuerza de esa imagen. Entre Ayuso y Casado, Rajoy escoge a los dos, porque ambos son necesarios para librarnos de una panda de vividores de la política que han conseguido atrincherarse en las instituciones para hacer todo lo contrario de lo que predicaban en su día.

Asomarse a las páginas del libro de Rajoy constituye un inevitable ejercicio de nostalgia de un mundo ordenado que tuvimos y que despreciamos. Como un nuevo flautista de Hamelín, el populismo prometió librarnos de la corrupción pero nos fue arrastrando hacia un camino de radicalidad y polarización hasta que finalmente hemos llegado al sindiós actual: el partido de la ETA merece trato de socio respetable y preferente de Sánchez, los condenados de Podemos son premiados con estupendos empleos como asesores ministeriales y los golpistas catalanes han recibido el perdón presidencial, pero el Rey Juan Carlos I pronto cumplirá en Abu Dabi un año y medio de ese extraño exilio ordenado por este Gobierno .

Habrá quien piense que «Política para adultos» es un recado de Rajoy dirigido sólo a los políticos actuales, yo creo, por el contrario, que es un aviso al conjunto de los ciudadanos para que no volvamos a dejarnos estafar por la demagogia, el extremismo y la mentira. También a la hora de votar conviene actuar como adultos.

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