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La demencia de la intelectualidad

Acusar a Vargas Llosa de fujimorista es lo que faltaba por decirse. Hubo que escoger entre lo que él creía dos males, y, por abismal diferencia, el mal menor era Keiko Fujimori. La realidad es que ganó el mal que encarna Pedro Castillo, más conocido por Sombrero Luminoso, y el Perú va trotando hacia el precipicio

El grado de demencia que afecta a la intelectualidad francesa es muy preocupante. Sobre todo por el enorme e inverosímil prestigio que siguen manteniendo alrededor del mundo. Esa izquierda nunca ha tenido inconveniente en respaldar dictaduras de extrema izquierda porque piensa, como todo el pensamiento políticamente correcto, que hay dictaduras de dos niveles: las de izquierda, que no son tan malas, incluso un poquito buenas, y las de derechas, que son el apocalipsis. Aunque tiranos como Augusto Pinochet sometieran su continuidad en el poder en 1988 a algo tan dictatorial como un referendo y abandonase el poder tras perder la consulta. Igualito que el rumano Nicolae Ceacescu un año después.

Yo puedo entender que se discuta el que la Academia Francesa admita entre los elegidos a Mario Vargas Llosa, ya que su obra no está escrita en francés a pesar de que es perfectamente bilingüe. Lo sorprendente es que a esta panda de intelectualoides lo que les importa no es la obra de Mario sino sus manifestaciones políticas al margen de sus libros. Las declaraciones que nunca importaron cuando las hacían los amigos de las tiranías más sangrientas del mundo. Y por más que estos abajo firmantes habituales intenten pervertir la verdad, Mario Vargas Llosa nunca ha respaldado dictaduras. Puede haber defendido el perdón, pero dudo que nadie pueda criticar eso. Bueno sí. No creo que eso lo critiquen en Francia, pero el sanchismo-leninismo persigue el perdón cada día y busca desenterrar el hacha de guerra.

La habitual hemiplejia de la izquierda internacional se pone de manifiesto en este caso cuando se denuncia que Vargas Llosa haya apoyado al candidato conservador chileno José Antonio Kast, poco crítico con el dictador que dejó el poder tras un referendo, pero han olvidado mencionar que el candidato alternativo es Gabriel Boric, el amigo del terrorista Ricardo Palma, que huyó de Chile tras asesinar al catedrático de Derecho Constitucional Jaime Guzmán y al que Boric fue a visitar a París en noviembre de 2018. Entre un defensor del legado de Pinochet y un aliado de un terrorista prófugo de la justicia, los abajo firmantes franceses prefieren al amigo del asesino.

Pero no solamente eso; en Perú, país del que tal vez Mario Vargas Llosa sepa una mijita más de lo que intuyen los abajo firmantes, César Itier, Evelyne Mesclier, Valérie Robin Azevedo, Sylvie Taussing y Pablo del Valle, que critican que apoyara la candidatura de Susana Fujimori contra la de Pedro Castillo. Acusar a Vargas Llosa de fujimorista es lo que faltaba por decirse. Sucede simplemente que hubo que escoger entre lo que él creía dos males, y, por abismal diferencia, el mal menor era Keiko Fujimori. La realidad es que ganó el mal que encarna Pedro Castillo, más conocido por Sombrero Luminoso, y el Perú va como va: trotando hacia el precipicio. Pero quizá vaya igual de mal una intelectualidad francesa que guarda silencio ante muchos abusos, pero levanta la voz para denunciar a un verdadero intelectual de relevancia planetaria y que ha querido honrar a la Academia Francesa aceptando ser miembro. A ver si se enteran de quién ha hecho un honor a quién.