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Cherchez la main

¿Por qué Garamendi ha traicionado a patronales tan importantes para firmar el retoque, el pactito?

El retoque, que no reforma, de la cosa laboral, confirma dos fracasos. El de Yolanda Díaz, que no ha conseguido ninguno de sus propósitos por el recelo de Europa, y el de su buen amigo Antonio Garamendi, presidente de los empresarios. Firmar el retoque, el pactito, en contra de la opinión de las patronales de Madrid y Cataluña, CEIM y Fomento del Trabajo, la del automóvil ANFAC, y de la multitudinaria del campo y la agricultura, ASAJA, entre otras, ilumina la imagen de la rendición. Por otra parte, no ha sido Garamendi, sino Europa, la que ha impedido la Ley de la Reforma Laboral que se proponía nuestra feúcha lideresa mundial, la comunista Yoly, que ya ha declarado que su proyecto ha constituido un éxito rotundo, cuando en realidad, los perdedores han sido los dos de la fotito cariñosa.

Yolanda Díaz ha cambiado mucho. De morena a rubia, de desear la muerte con guillotina a los Reyes –deseo compartido por Irene Montero, Ione Belarra y Tania Sánchez, las feministas pacíficas–, a temblar de la emoción cada vez que el Rey le dirige la palabra. De odiar al empresario a hacerle cucamonas. De comprometerse a una reforma laboral inspirada en 1918 y 1931, a resignar su nuca en 2021 ante la Unión Europea, que no admite que en su seno triunfe una reforma laboral comunista, populista, gamberra y, para colmo, mal redactada. Y Antonio Garamendi es un inane, un quiero y no puedo de Neguri, como si los que quieren y pueden de Neguri constituyeran un ejemplo empresarial. El ejemplo finalizó dos generaciones atrás, y lo describe de maravilla en su estupendo retrato escrito Antonio Menchaca en su libro Las Cenizas del Esplendor, de recomendable lectura. También, para conocer de cerca el deterioro humano de una buena parte del empresariado afincado en Guecho, es imprescindible detenerse en el primer capítulo, «ETA entra en casa», de Nosotros los Ybarra, del que es autor Javier De Ybarra e Ybarra, hijo de don Javier, el gran empresario asesinado por los actuales socios de Sánchez después de una larga temporada de frío y angustia secuestrado por un comando etarra. Libro que, con toda seguridad, no recomendará el ABC de hoy porque el padre del actual presidente, tan inane como Garamendi, no queda excesivamente bien.

En Neguri convivieron con exquisita educación por las mezclas familiares dos tendencias enfrentadas. La española y la nacionalista, si bien la segunda se camuflaba en la ambigüedad. De esta segunda tendencia era la importante señora que al ser preguntada por la ubicación de su casa respondió: «Muy fácil. Llegando de Inglaterra, la segunda calle a la derecha». Y de la otra, una magnífica mujer que paseaba por «el Verde» con un broche con la bandera de España. Un grupito de jóvenes y valientes abertzales, con la educación y cordialidad que les caracteriza, le exigieron que se lo quitara.

–Si no te quitas eso, lo hacemos nosotros y te lo metemos por el culo–, que así se dirigieron a una mujer que frisaba los noventa años.

Ella, se mantuvo firme:

–No me lo voy a quitar y además es imposible que me lo metáis por el culo. No se puede. No entraría. Lo tengo lleno de «ikurriñas».

La tragedia de Garamendi es que se sabe fuera de una tendencia y de la otra. Pero se lleva muy bien con Yolanda Díaz. Días atrás, desayunó y fue fotografiado con la del retoque laboral. La expresión de su mirada con la mascarilla puesta, antológica. Ella cuchicheaba con él y hacía manitas cariñosas. Pero con la mano derecha, porque la izquierda no se veía y se hallaba debajo de la mesa. ¿Por qué Garamendi ha traicionado a patronales tan importantes para firmar el retoque, el pactito?

Cherchez la main.