Martín Villa
Habría que hacer obligatorio entre los estudiantes españoles escuchar su recuerdo de aquellos tiempos para saber, entre otras cosas, que el bienestar actual no ha sido gratis
Rodolfo Martín Villa es uno de los mayores protagonistas de la Transición española todavía vivo. Protagonista y, por tanto, testigo de excepción. Habría que convertir en obligatorio entre los jóvenes estudiantes españoles escuchar su recuerdo de aquellos tiempos para saber, entre otras cosas, que el bienestar actual no ha sido gratis. La Transición fue la victoria de todos, frente a la Guerra Civil, que supuso la derrota de toda la ciudadanía, incluso de quienes aún no habían nacido. Por eso hay que insistir en recalcar el papel de personas que, como Rodolfo Martín Villa, fueron capaces de tender puentes para que todos los españoles pudieran tener un futuro en común. Justamente todo lo contrario de lo que está haciendo esta izquierda narcisista, extrema e ignorante que nos quiere llevar de nuevo al enfrentamiento. Martín Villa durmió noches y noches en el sofá de su despacho, cuando fue ministro del Interior, porque unos terroristas, ahora apoyo del Gobierno de Sánchez, mataban indiscriminadamente a policías nacionales, guardias civiles y militares. Después extendieron su garra asesina a civiles de toda estirpe. Ahora esa garra ensangrentada da la mano a Sánchez, quien no debería poder dormir cada noche, si recordase tan solo las palabras de su correligionario Mújica cuando mataron a su hermano: «Ni olvido ni perdono». Pues bien; Martín Villa, ya desde su atalaya de una vida de servicio a los demás, puede interpretar mejor que nadie ese dolor íntimo que sienten las víctimas y explicar cuál es el verdadero sentido de la reconciliación entre los españoles, que surgió de aquel tiempo memorable que fue la Transición. Su testimonio, hoy en el Foro Nueva Economía, es uno de los grandes tributos a un intento de entendimiento pacífico y democrático entre todos nosotros. Sus experiencias deberían servirnos para no olvidar que llegar hasta aquí no fue tan fácil como para permitir a unos frívolos descomponer todo el andamiaje de la convivencia y la concordia. Seamos firmes en su defensa.