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Cancelados I

Al final lo real es que estamos hablando de un genocidio y que la oración sirve, de modo que, si la gente puede seguir rezando, lo importante se habrá conseguido

La nueva campaña de la ACdP dará mucho que hablar. Y es una lástima, porque en una sociedad sana caería en la mayor de las irrelevancias, incluso ni siquiera estaríamos hablando de ella.

A lo largo de la historia siempre ha habido doctrinas equivocadas, corrientes de pensamiento sustentadas por majaras e ideologías (todas) desarraigadas de la realidad.

Lo que nunca se había dado, creo yo, es un pensamiento tan débil, a la par que dominante, que rechazase de un modo tan frontal todas y cada una de las verdades teológicas, filosóficas, lógicas, biológicas, científicas e históricas.

Uno de los paneles de Cancelados en el Metro de MadridACdP

Asistimos al triunfo de la voluntad, una voluntad que niega lo real. Que niega el ser de las cosas. Los animales ya no son animales. El sexo es un invento. La verdad histórica, una alucinación. La dignidad de la vida, puro subjetivismo.

Es el triunfo de la autodeterminación.

Y en medio de este caos que nos aturde y confunde, la ACdP lanza una campaña que escarba hasta llegar a la raíz. Planteando ideas muy sencillas que solo una mente sectaria puede rechazar. Ideas que en otro tiempo nos habrían arrancado una carcajada de asombro y ahora desatan la ira de las masas.

La primera acción nos recuerda algo tan sencillo como que rezar para que una masacre se acabe es algo bueno. Pero claro, para descubrir que el aborto es una masacre primero tendríamos que estar convencidos de que toda vida humana tiene un valor incalculable.

Quizá esta acción no abra los ojos a nadie, pero será suficiente con que anime a que la gente siga rezando frente a las clínicas abortistas.

Al final lo real es que estamos hablando de un genocidio y que la oración sirve, de modo que, si la gente puede seguir rezando, lo importante se habrá conseguido.

Los promotores del aborto ahora quieren cancelar a quienes intentan arreglar su estropicio y nuestra misión consiste en que estos pocos hombres orantes no sean cancelados.