Fundado en 1910

El ariete

No termino de entender en qué consiste, y sobre todo, cuáles son los beneficios que Barcelona obtiene, con el fortalecimiento de capacidades en la provincia de Inhambane, en Mozambique

El ariete del nordeste de Yolanda Díaz, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es un fenómeno. Ha conseguido, en pocos años, transformar una de las ciudades más grandes –en todos los sentidos– de España, de Europa y del mundo en una aldea antipática y sucia, amargada y recelosa, pueblerina y ombliguera. Es muy difícil hacerlo más rápido y mejor. Ada Colau pertenece a la cultura del resentimiento y la destrucción, desde su partido, Barcelona en Comú, que es una marca negra podemita. Está investigada y ha sido imputada por la Justicia, pero no dimite, a pesar del Código Ético –por llamarlo de alguna manera–, de su propio partido. Y no está imputada por hacerse con un par de frascos de crema sin pagar como Cristina Cifuentes, frascos que veinte años después de afanarlos obligaron a la política madrileña a dimitir de su cargo de presidente de la Comunidad de Madrid. Ada Colau está imputada o procesada por malversación, prevaricación, defraudación y tráfico de influencias. Pero no dimite, porque es así de cachonda.

El Ayuntamiento de Barcelona, que no puede permitirse el lujo de contratar a más barrenderos ni adquirir nuevos camiones de basura, ha financiado proyectos internacionales de altísimo valor. «Fortalecimiento de Capacidades Organizativas e Incidencias en la Toguilla-Quito». «Fortalecimiento de capacidades en la provincia de Inhambane», en Mozambique y «Compost y Educación Ambiental en Maputo». Ella no tiene la culpa de haber sido elegida para gobernar Barcelona, sino sus votantes. Y seguro estoy de que sus votantes se sienten felices y satisfechos observando, desde el silencio sometido, la degradación de su maravillosa ciudad, el cierre de comercios, la huida de grandes empresas, el peligro de renovaciones de Congresos Internacionales, y la creciente y alarmante inseguridad en las calles barcelonesas, que a determinada hora de la tarde, son ocupadas por bandas de delincuentes organizados, naturales e importados. Pero todo se compensa entre sus votantes, al saber que el dinero de sus impuestos municipales están fortaleciendo las capacidades en la provincia de Inhambane y la educación ambiental en Maputo.

Lo de la educación ambiental en Maputo puedo entenderlo. Se trata, sin ningún tipo de duda, de educar ambientalmente a los habitantes de Maputo. El enigma es la elección de Maputo para desarrollar la educación ambiental, y quienes han sido los intermediarios beneficiados por tan extravagante financiación. Pero no termino de entender en qué consiste, y sobre todo, cuáles son los beneficios que Barcelona obtiene, con el fortalecimiento de capacidades en la provincia de Inhambane, en Mozambique. Me figuro al independentista, padre de familia, llegando agotado a su casa por el peso de la banderola estrellada y el sudor de la barretina fluyendo por su frente, mientras informa alborozado a su mujer y a los nens de la gran noticia. «Hemos fortalecido las capacidades en Inhambane, en Mozambique. ¡Qué gran alcaldesa tenemos!». Y es que la gente es así, la mar de bondadosa y agradecida.

De todos y por todos es sabido, que el gran defecto de Inhambane, y de ahí su desprestigio en Mozambique, ha sido desde que se independizó de Portugal, la debilidad de sus capacidades. Y que un territorio con las capacidades debilitadas precisa de urgentes fortalecimientos. Eso lo ha entendido como nadie Ada Colau. Y encima, por envidia y rencor, no sólo no se lo agradecen, sino que es perseguida judicialmente. Ignoro el destino de su dinero, pero me atrevo a preocuparme, y manifestar públicamente mi preocupación. Si una política como Ada Colau es capaz, y lo ha demostrado, de destrozar una ciudad tan portentosa como Barcelona, ¿qué quedará en el futuro de Inhambane? Y ya, puestos a preguntar con sinceridad, aunque resulte hiriente, con independencia de los bolsillos que se hayan visto visitados por los impuestos de los barceloneses, ¿qué porras les importa a los sufridos habitantes de la Ciudad Condal, y Capital del Principado, Maputo e Inhambane? Buena pregunta.

La respuesta, en el juicio por malversación, prevaricación, defraudación y tráfico de influencias.