La libertad, nuevamente en peligro
No puede darse más hemiplejia moral que la que hoy protagoniza una España enferma de sectarismo
Enaltecer a los asesinos etarras es libertad de expresión. Insultar al Rey no tiene castigo. Reírse de la Iglesia Católica es fino sentido del humor de comediantes cobardes que no se atreven con el Islam. Coaccionar con piquetes sindicales violentos a quienes quieren ejercer la sacrosanta libertad del trabajo es democracia, según la izquierda y su versión más extrema. Incluso un magistrado del Constitucional, que suele manchar su toga habitualmente, quería convertir en libertad de expresión el violento cerco al Parlamento catalán. No puede darse más hemiplejia moral que la que hoy protagoniza una España enferma de sectarismo. Rezar en público resulta que es delito. Empieza a dar miedo el totalitarismo ideológico que la izquierda española, con la muleta de la extrema izquierda comunista, está imponiendo, mientras la derecha sociológica se convierte en la víctima resignada y más tonta de Europa occidental. Están contra la libertad, contra la de expresión, la religiosa, la de enseñanza, la económica, la de pensamiento… Están en definitiva contra la libertad porque le tienen miedo. La izquierda siempre tuvo pavor a la libertad. La razón de ese pánico viene dada porque su musculatura moral es endeble y la argumentación se les ha quedado en los cascotes del derribado muro de Berlín. Por eso no tienen argumentos, pero tienen vocación totalitaria. ¿Cuántos atropellos más contra la libertad tienen que ocurrir para que los españoles reaccionemos?