Por qué no se fían de Sánchez
Del disparado precio de la luz ya no hablamos. Usted sabrá, amigo lector, cuánto más paga este mes de enero que el mismo período del año pasado. Solo con ver esa diferencia, podrá entender muchas cosas. Si usted en su economía doméstica ya no se fía de la endeble palabra de Sánchez, imagínese el Departamento de Estado de los Estados Unidos, que posee una información privilegiada que no nos llega al común de los mortales. Fíjese: los norteamericanos nos consideran un país infiable, porque en la guerra del Golfo, allá en la primavera de 2004, nos retiramos de Irak. Porque el mismo presidente que tomó esa medida no se levantó al paso de la bandera norteamericana, aunque después mendigaba que lo recibiese Bush. No tenemos crédito ante la primera potencia del mundo, porque el Gobierno de España es el único de toda Europa occidental que cuenta con ministros comunistas y altos cargos vinculados con la narcoguerrilla de las FARC. No tienen en cuenta al Gobierno de nuestro país, porque es el único también en Europa que acepta el apoyo parlamentario de un grupo que exalta el terrorismo, y, además, su presidente, el tal Sánchez, abogó en su día por suprimir el Ministerio de Defensa. ¡Como para creer en él! Pero es que, además, los cables secretos de la Embajada norteamericana en Madrid hablan de un gobernante nada confiable, que miente cada día que habla en público. Su descrédito internacional es galopante. Por eso nos llevamos mal con Marruecos, no tenemos peso en la UE, estamos desaparecidos en Hispanoamérica y EE.UU. nunca nos despreció tanto como ahora, ni en la guerra de Cuba. Lo nuestro ya, como habrán leído a tantos autores en las últimas horas, es de la guerra de Gila. Un presidente haciendo el ridículo con un vídeo trató de dar entender lo que no es y al día siguiente ni lo convocan. No hay nada peor que un gobernante petulante y narcisista.