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El gol en propia meta de Zapatero

Ayer se permitió sumarse a la acusación contra el PP sin ningún tipo de prueba. Es lo que tiene llegar al poder tras un atentado. Crees que todo vale

Podría ser el título de una película de serie B, con vocación de pesadilla, pero tiene más de realidad que de ficción. El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero no tiene, ni siquiera, vocación de jarrón chino. Sigue siendo una lengua ácida, poco pertinente y extemporánea, con la rara cualidad de evidenciar su sectarismo sin tapujos. Ayer se permitió sumarse a la acusación contra el PP sin ningún tipo de prueba. Es lo que tiene llegar al poder tras un atentado. Crees que todo vale. Y después deja la economía hecha unos zorros y lo peor de todo es que es el padre del nuevo enfrentamiento entre los españoles y el responsable del actual incendio catalán. Vamos, como para estar orgulloso. Me temo que la historia no lo va a tratar bien. Permanecerá en un rincón, pero estará porque el daño infligido es muy difícil de cicatrizar. Si ello fuese poco, reaparece de vez en cuando para echar vinagre a la herida de la convivencia maltrecha por su gestión y mira con expresión vacía al horizonte. Hace daño y pone de cara «pensamiento Alicia». Nunca se sabe hasta dónde puede llegar la influencia del mal. Si el PSOE tiene una sola prueba de que el PP compró a los dos parlamentarios de UPN, que los ponga a disposición del público, de la sociedad, de los votantes. Si no es así, que se calle. No se puede acusar sin pruebas. No todo es lícito, aunque lo haga una inimputable como Lastra. A veces es bueno mirar atrás, la nostalgia en pequeñas dosis le sienta bien al espíritu, pero si volvemos de nuevo la mirada al tiempo del zapaterismo gobernante en España, nos entra pavor. Un twittero escribió ayer mismo: «No se me ocurre nada que hoy pueda movilizar más el voto en el centroderecha que Zapatero anunciando una gran victoria de Sánchez». Vamos, un gol en propia meta, sin duda. El que tenga memoria, que la utilice.