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El pacto de Ayuso

El PP necesitará a Vox para poder gobernar. Y así se hará, para impedir que los que pactan con los secuestradores de Ortega Lara y los asesinos de Miguel Ángel Blanco gobiernen en Castilla y León como hacen en España

El atractivo político de Isabel Díaz Ayuso nace de la sencillez de sus mensajes. Eugenio Suárez, editor de Sábado Gráfico, invitó a Camilo José Cela a prologar un libro de poemas de José Bergamín. Cela le pidió un dineral advirtiéndole, además, de la brevedad del preámbulo. Doscientas mil pesetas por cada palabra. El prólogo constaría de cinco palabras. «José Bergamín es completamente tonto». Eugenio Suárez retiró la oferta y no publicó el libro. Conocí a Bergamín, con quien compartí una página de versos satíricos en Sábado Gráfico, y Cela no se equivocó. Era un poeta menor de su generación, y muy tonto. Un tonto devorado por los rencores y su propia mediocridad. Madrileño-malagueño, se refugió en Fuenterrabía, en la casa de Alfonso Sastre y la terrorista Genoveva Forest, y se manifestó partidario de la ETA. Cuando falleció fue enterrado entre símbolos siniestros, banderolas de sangre y gritos en «batúa». No era leal en nada. A Federico García Lorca le decía el «folclórico» y a Rafael Alberti, mucho mejor poeta que él, y aún peor persona que él, «señorito Terry». Rafael Alberti Merello, por su segundo apellido, era primo hermano de los Terry Merello, propietarios de las Bodegas, junto a las de Osborne, más poderosas del Puerto de Santa María. «José Bergamín es completamente tonto». Prólogo escrito y no remunerado. Pero eficaz.

El talento político de Isabel Díaz Ayuso, presidente de la Comunidad de Madrid, se caracteriza por su eficacia parlamentaria. No necesita invertir mucho tiempo en dejar en bragas silvestres a Mónica García en la Asamblea o emitir una frase simple que sea entendida por todos. El aspirante del PP a conseguir la mayoría absoluta el 13 de febrero en Castilla-León, a la vista de las encuestas de su propio partido, le ha pedido a Isabel Ayuso más presencia en la campaña electoral. Lo que restan Casado y Teodoro, lo recupera y lo suma Ayuso. El zaguanete de pelotas de Casado, al que se ha incorporado últimamente algún columnista del querido ABC, avisó que de no ganar Mañueco con mayoría absoluta, antes que pactar con Vox, se convocarían nuevas elecciones. Se han olvidado de los orígenes de Vox. Todos pertenecieron al Partido Popular hasta que apreciaron la merma de los principios y valores del Partido Popular y algunos de sus dirigentes. Casado alcanzó la cumbre de sus posibilidades políticas en la moción de censura planteada por Vox contra el insufrible Sánchez. Las palabras de Casado, insultando a Abascal y alineándose junto a Sánchez le mostraron la senda descendente. Casado ha llegado a decir que sería bueno para España un pacto entre el PSOE y el PP. Y creo que todavía lo piensa. Isabel Díaz Ayuso ha cerrado el debate con una frase contundente. «Si el PP necesitara a Vox para gobernar, yo pactaría con el partido de Ortega Lara, y no con el que gobierna con los votos de sus secuestradores». ¿Se necesita mayor claridad? De ahí la apresurada urgencia de Fernández Mañueco en rogar la presencia de Isabel Ayuso sin lamentar la ausencia de Casado en el final de la campaña. Las encuestas libres – no las manipuladas por el golfo de Tezanos–, y las informaciones internas del PP, han coincidido en dar como ganador al PP sin mayoría absoluta. Necesitará a Vox para poder gobernar. Y así se hará, para impedir que los que pactan con los secuestradores de Ortega Lara y los asesinos de Miguel Ángel Blanco gobiernen en Castilla y León como hacen en España. Una frase que vale por una campaña electoral.