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Pero no nos despistemos

Lo del PP es muy aparatoso y bochornoso, pero cuando despertemos el dinosaurio seguirá ahí: un Gobierno torpe de ramalazo autoritario

España es ese curioso país donde el diputado Errejón, célebre por cobrar una beca en una universidad por trabajos que no hacía y encausado por patear supuestamente a un viandante en Lavapiés, es entrevistado en la televisión pública española con máxima trompetería para que imparta lecciones éticas al PP.

España es también el país donde una ministra de su Gobierno, la neocomunista de currículo invisible Ione Belarra, denomina «bloque democrático» a la cuchipanda antiespañola de Sánchez, comunistas, separatista y etarras; mientras tacha de «bloque reaccionario» a PP y Vox, partidos patriotas, democráticos y constitucionalistas.

España es un país presidido por una persona que miente como quien respira, a veces incluso contradiciendo con una frase lo que acaba de soltar en la anterior. Lo hizo este miércoles cuando le preguntaron por la crisis del PP. Respondió con tono santurrón diciendo aquello de «yo no me voy a inmiscuir jamás en la situación de ningún partido político». Para acto seguido añadir con el colmillo bien afilado: «Espero que se resuelvan las acusaciones de irregularidades y corrupción del PP». Yo no opino, simplemente te llamo corrupto (dicho por un entusiasta del nepotismo, que es además el líder del partido de los ERES, o el de los abusos a menores encubiertos en Valencia o Baleares por administraciones socialistas, o el del marido de la directora de la Guardia Civil, o el del caso Plus Ultra, o el de la nunca explicada salida fulminante de Ábalos).

España es el único país de Europa con ministros comunistas (que hacen gala además de una incompetencia rampante). Un país donde está en marcha un plan de su izquierda gobernante y los separatistas para crear una suerte de Estado de taifas, unidas por hilvanes casi invisibles. El Plan contempla también el mandato perpetuo de la izquierda, cuya ideología aspira a ser la única admisible. El Plan tiene entre sus metas la erosión del catolicismo y la monarquía, una fiscalidad abrasiva para las clases medias emprendedoras, la condena del esfuerzo y una interpretación oficial y doctrinaria de la historia. Vivimos acosados por un programa de ingeniería social, que adoctrina a «todos y todas» en la corrección política y los mantras obligatorios del mal llamado «progresismo».

Cuando pase el carajal del PP y despertemos, el dinosaurio seguirá ahí. Así que no conviene despistarse. Hay que parchear rápido el pinchazo de la derecha y volver a la carrera. Solo hay una meta realmente importante: evitar una segunda legislatura de destrozo de España, de merma de su unidad y de pisoteo creciente de su sistema de libertades y derechos.

(PD: «Oiga, ¿y de la crisis del PP no nos dice nada?» Pues lo que han visto: Casado se atrinchera y sueña con que la Junta Directiva Nacional del próximo lunes lo respalde y le evite un Congreso Extraordinario, donde podría perder su tambaleante sillón genovés. El todavía presidente del PP debería releer a Calderón: «Y los sueños, sueños son...». Con Feijóo y Ayuso aliados contra él, con los barones desertando al goteo durante todo el lunes, lo tiene crudo. Curiosamente, Casado está aplicando un libro poco recomendable: «Manual de Resistencia», de Pedro Sánchez, aunque escrito por una negra, pues ahí todo es mentira, hasta la autoría de su autobiografía).