Los zapatos de Feijóo
No querría yo coger un Partido Popular que solo evitaría el 'sorpasso' de Vox ayudado por las taras del sistema electoral
A tenor de lo visto en la última encuesta de Target Point para El Debate, no me gustaría estar en los zapatos de Alberto Núñez Feijóo. Desconozco si los sondeos que manejan en Génova son más optimistas que el nuestro –si es que hay alguien que se encargue de esto ahora con el partido en obras–, pero no querría yo coger un Partido Popular que solo aguantaría el embate de Vox por las taras de un sistema electoral que sobrerrepresenta a partidos minoritarios, periféricos y que, como Francisco Umbral, han venido al Congreso para hablar de su libro.
Que Vox te empate en votos es mucho más que el elefante en la habitación. Al contrario que Podemos, que en su primer estirón ya le pasó un pósit a Sánchez reclamando media docena de ministerios, el partido de Santiago Abascal no ha querido tocar poder hasta verse en paralelo a los grandes. Ahora Vox mira a los ojos al PP y, como dicen los argentinos, en algunas zonas de España incluso lo tiene de hijo, por eso amaga con una vicepresidencia y parcelas variadas en Castilla y León: porque no se ve como el feo de la relación, sino como el que tiene la pasta.
En la encuesta que publicábamos ayer, el 32,6 % de los entrevistados ve a Feijóo como el mejor candidato posible para unas generales frente a un 22,3 % que prefiere a Ayuso. Sin embargo, entre los votantes de Vox y Ciudadanos –los que le han robado la merienda al PP– el cromo favorito es el de la presidenta de Madrid. Si damos a Feijóo por entronizado y a nuestra encuesta por precisa –que lo es–, mucho va a tener que remar el partido para ganarse a todos aquellos electores que se fueron buscando «una derecha mejor». Las opciones pasarían por un votante arrepentido del PSOE engordando el granero del PP y por un debate mediático y político donde se valoren conceptos como la experiencia de gestión frente a quién tiene la ideología más grande. Me parece mucho pedir, y me cuesta mucho imaginarme a Feijóo dándose de palos dialécticos con Abascal o Espinosa de los Monteros.
Que los votantes de PSOE y Podemos prefieran al presidente de la Xunta antes que a Díaz Ayuso (justo lo contrario que ocurre entre los simpatizantes de Vox o Ciudadanos) te obliga a pensar mal. Mi temor es que a Feijóo le ocurra lo mismo que a Suárez: «Queredme menos y votadme más». Y mi sospecha es que, puestos a elegir, la izquierda prefiere delante a alguien templado de nervios a una candidata que, con un eslogan conciso –«comunismo o libertad»– y un manojo de principios, puso a toda la izquierda madrileña contra la pared.