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La ONU limpia sangre de las manos rusas

«Nosotros, como funcionarios internacionales, tenemos la responsabilidad de ser imparciales. Hay un grave riesgo reputacional»

Hay cosas que parecen literatura, pero desgraciadamente son verdad. Todos sabemos que vivimos en tiempos en que la corrección política se impone en casi todas las esferas de la vida pública y de la comunicación. Corrección política que en este periódico se quiere combatir. En las últimas horas, hemos tenido un ejemplo verdaderamente espeluznante. The Irish Times anunciaba el pasado lunes que Naciones Unidas había ordenado a sus funcionarios un uso de lenguaje «políticamente correcto» que, casualmente, sintoniza con las tesis de Rusia en esta guerra.

El Departamento de Comunicaciones Globales de Naciones Unidas dio instrucciones a sus funcionarios de no hablar de «guerra» o de «invasión» cuando se describa lo que está haciendo Rusia en Ucrania. Por el contrario, se dio orden de que se sustituya esos términos por los de «conflicto» u «ofensiva militar». Ni Putin hubiera defendido mejor que la ONU los intereses de Rusia. Cabe imaginar que lo siguiente será sostener que los cientos de muertos civiles ucranianos habidos hasta la fecha habrán de ser presentados como víctimas de accidentes de tráfico. A ver si conseguimos que entre ellos se cuenten también los atropellados por los carros de combate…

En un correo enviado por el director del Centro Regional de Información de las Naciones Unidas a sus funcionarios –bajo el asunto «Directrices de comunicación en la crisis de Ucrania»; «crisis», no «guerra»– este les dio órdenes terminantes a los empleados de que no se describiese la situación como una guerra y que no se empleara la bandera de Ucrania en las cuentas de las redes sociales de la organización ni en las personales de los funcionarios. Hasta ahí llega la libertad de expresión de los funcionarios de la ONU. Hasta prohibirles denunciar la invasión rusa de Ucrania. En el comunicado se ofrece ejemplos muy concretos: «Empleen 'conflicto' u 'ofensiva militar' pero NO 'guerra' o 'invasión' cuando se refieran a la situación en Ucrania». Todo ello se justificaba diciendo que «esto es un recordatorio importante de que nosotros, como funcionarios internacionales, tenemos la responsabilidad de ser imparciales. Hay un grave riesgo reputacional».

En su edición del 8 de marzo, The Wall Street Journal publicaba un editorial denunciando cómo la ONU ha encontrado una nueva forma de desacreditarse. La cosa fue tan grave que en la cuenta de Twitter del portavoz de la ONU se dijo primero que era una noticia falsa, fake. Minutos más tarde se borró ese tuit. Posteriormente, un portavoz, Stéphane Dujarric, confirmó que se habían dado las instrucciones, pero aseguró que no son política oficial de la ONU. Entonces, ¿por qué se dan?

Tal vez alguien crea que las instrucciones dadas por un departamento de la ONU a sus funcionarios no es una política oficial de la organización. Allá cada uno con sus deducciones. De lo que no cabe duda es de que la actual estructura de las Naciones Unidas, con Rusia presidiendo el Consejo de Seguridad en el momento de invadir Ucrania y con derecho de veto a cualquier resolución que pudiera condenar su barbarie es algo que demuestra que la ONU, hoy, no sirve para casi nada.