El campo clama, y tiene razón
Mientras paran los transportistas, la leche se tira, la fruta se malogra, la carne se estropea y los lobos crecen y se multiplican… mientras ocurre todo eso, Sánchez posterga la solución hasta el día 29 de marzo
Dios siempre vivió en el campo, por eso lo creó y espolvoreó sobre él todo tipo de dones y asombros, uno de los cuales es el aire limpio, pero, sobre todo, la placidez de la calma que por él se extiende. Esa paz, sin embargo, viene siendo acosada desde hace tiempo por uno de los gobiernos más insolidarios que hemos conocido hasta el momento, el actual Ejecutivo que dirige Sánchez, en el que sobresalen la extrema izquierda y la vicepresidenta Ribera en su acoso al mundo rural. No se les ha ocurrido nada bueno en favor del campo desde que están ahí. Ayer tuve la oportunidad de escuchar a un ganadero gallego hacer el mejor análisis de esta situación. Dijo lo siguiente: «Esto es culpa de un grupo pequeño de radicales, concretamente 23, que están en el Club de la Comedia y que tienen a este país arrastrado». Los 23, claramente, son los miembros del Gobierno y mi paisano no pudo estar más afortunado. Mientras paran los transportistas, la leche se tira, la fruta se malogra, la carne se estropea y los lobos crecen y se multiplican… mientras ocurre todo eso, Sánchez posterga la solución hasta el día 29 de marzo. Está claro que este es un mal mes para los españoles, al menos desde que nos gobierna la izquierda y su extrema versión. Por eso entiendo que mañana se produzca una de las mayores manifestaciones de la historia en Madrid, con todo el campo en pie de protesta, aunque debería ser España entera la que alzase la voz, porque nosotros, aunque no vivamos en el campo, también comemos fruta, bebemos leche, asamos carne y pescado y no queremos lobos… ni que nos claven con impuestos ni con la energía y los combustibles más caros de la historia. ¡Y eso que estos venían para ponerse al lado de la gente! Solo son 23, pero han generado más pobres que nunca.