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Medalla de oro y brillantes

De acuerdo a los mensajes en las redes de don Antonio Maestre, queda claro que no ha habido en España un padre que haya trabajado más que el suyo

Ignoro de quién depende en este Gobierno la concesión, en sus diferentes categorías de oro y plata, de la Medalla al Mérito en el Trabajo. Antaño era responsabilidad del ministro de Trabajo, pero con este Gobierno tan multitudinario como el que tenemos ahora en España, no me atrevo a asegurarlo. Lo que está claro es que muchos de sus ministros no son los más adecuados para recibir tan alta dignidad, Alberto Garzón, por poner un ejemplo, no sería un justo premiado, por cuanto para recibir la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo, es imprescindible acudir a recibirla al Ministerio del Trabajo, lo cual le causa tanto trabajo que prefiere quedarse sin la medalla.

Me van a permitir el público reconocimiento de un despiste que puede alcanzar los niveles de la suma ignorancia. Me refiero a un periodista –creo–, que trabaja en La Sexta –creo–, y que es bastante partidario del Gobierno –sigo creyendo–. No lo conozco y no tengo la costumbre de seguir sus –creo– brillantísimas intervenciones profesionales. Si me preguntan por él, que lo han hecho en algunas ocasiones, mi respuesta no puede ser otra que la tartamudez. En eso los ingleses son maestros, cuando no saben qué decir, tartamudean y quedan muy bien.

Pero sí he leído algún mensaje en las redes sociales de este popular comunicador que responde al nombre de Antonio Maestre. Y me congratulo de haber leído sus sintéticos y concluyentes textos. Después de leerlos y asumirlos con admiración, me creo como ciudadano de España, con el derecho suficiente de solicitar para su padre la Medalla al Mérito del Trabajo en una nueva categoría. Medalla de Oro y Brillantes, y entre la gama existente de los brillantes, que es gama extensa, de brillantes bastante gordos. No brillantitos relucientes e insignificantes. Brillantes con trapío, como las cigalas que encargan los dirigentes sindicalistas para celebrar sus consecuciones obreras.

Porque, de acuerdo a los mensajes en las redes de don Antonio Maestre, queda claro que no ha habido en España un padre que haya trabajado más que el suyo. Dice el primer mensaje, que por otra parte, emociona e indigna simultáneamente: «Mi abuelo y mi padre se mataron a trabajar en tierras de un señorito de Cáceres a cambio de miserias. La tierra es de quien la trabaja». La frase última destaca por su originalidad. Lo que queda claro es que su abuelo y su padre fueron campesinos. Del señorito de Cáceres me está vetado opinar porque don Antonio no lo identifica.

En un segundo mensaje, Maestre abandona el pasado y se ciñe al presente: «Mi padre trabaja recogiendo mercancía de supermercados, y a veces, solo por estar mal etiquetado, lo tiran o venden para harinas». En este mensaje Maestre cae en el machismo, porque si recoge mercancías, estarán mal etiquetadas para tirarlas o venderlas como harinas. No mal etiquetado. Error leve.

En un tercer mensaje, el señor Maestre nos sorprende: «Mi padre es camionero». No nos aclara si en huelga o no, pero no deja espacio para la duda. Es camionero. Y en su cuarto mensaje, en verdad, me ha hecho un lío: «Mi padre trabaja de pastor desde los 4 años, y yo llevo desde los 14 ayudando a mi familia».

Si el padre lleva trabajando de pastor desde los 4 años, abandona el rebaño y se presta a ayudar al abuelo en tierras de un señorito de Cáceres, recoge mercancía en los supermercados y las tira o vende para basuras, posteriormente conduce un camión ya conducido y viajado retorna a su rebaño, con cuatro años de edad, y no le falta ni una oveja, su padre merece más que nadie un reconocimiento no nacional, sino europeo y mundial por su gigantesco trabajo. Y me honro en proponer la apertura del expediente y en presidir su club de fans.

Ante la justicia, las diferencias ideológicas no tienen lugar ni sitio.