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Tan legítimo como tramposo

Es la manera de hacer política de Pedro Sánchez, del doctor Sánchez, el único presidente de Gobierno de una democracia avanzada elegido tras conocerse el plagio de su tesis doctoral

Todo partido aspira a desgastar la imagen del adversario político, con la diferencia de quienes lo intentan de manera ética, usando hechos, y quienes lo hacen sin escrúpulos, usando mentiras. Hasta algunos de sus votantes reconocen en privado que Pedro Sánchez entra en el grupo de los segundos. Su última mentira es esa supuesta negación de legitimidad del Gobierno por parte del PP de Pablo Casado, colocada en el texto que entregó a los medios de comunicación antes que a Núñez Feijóo, en la enésima maniobra tramposa de las que practica Sánchez con todo el mundo.

Obviamente, el PP jamás ha negado la legitimidad del Gobierno de Pedro Sánchez. En democracia, legítimo significa legal, y todas las elecciones de nuestra democracia han sido perfectamente legales, lo mismo que la formación de Gobiernos, y por eso España está entre las democracias avanzadas del mundo. Y sobre el concepto weberiano de legitimidad, la percepción mayoritaria del derecho a gobernar, interesa a politólogos y sociólogos para entender el comportamiento político, pero nada tiene que ver con esta historia y esta nueva manipulación de Pedro Sánchez. Que es un presidente perfectamente legítimo, tan legítimo como mentiroso y tramposo. Ambas cosas son compatibles.

El principal instrumento del PSOE para desgastar al PP ha sido siempre el mismo: identificarlo como un partido extremista, nostálgico del franquismo, y partidario de limitar derechos y libertades. Es la campaña del dóberman de 1996 contra Aznar repetida hasta nuestros días. El otro instrumento es el mensaje de los privilegiados contra los desfavorecidos que protegería la izquierda, menos eficaz en tiempos de crisis económica, cuando más se demanda la capacidad de gestión de la derecha. Por eso ahora es tan relevante para Pedro Sánchez la propaganda del extremismo, la que puede frenar su pérdida de votos por ineficacia de la gestión y por las imposiciones de sus socios de Gobierno.

Y por eso será su línea principal de ataque a Alberto Núñez Feijóo, lo mismo que a los presidentes anteriores del PP. Lo que incluye la repetición hasta la saciedad de la palabra ultraderecha y la manipulación de unos cuantos hechos y conceptos. Desde la legitimidad hasta el transfuguismo y el cumplimiento de la Constitución en relación con el poder judicial, pasando por el voto rogado y el artículo 49, que también están en el texto fabricado por Sánchez para los medios. El texto manipula todos ellos, como lo vienen haciendo los socialistas desde el inicio de la legislatura.

Llama transfuguismo a la negativa de miembros de C´s a sumarse a pactos secretos con el PSOE para tumbar Gobiernos del PP con C´s, pretende convertir en exigencia de la Constitución la renovación del CGPJ con sus condiciones y no con la garantía de independencia que sí está en el texto constitucional, habla de la supresión del voto rogado como si no la apoyara el PP y, para rematar, niega el hecho fundamental de un informe del Consejo de Estado contra la reforma del artículo 49 en los términos propuestos por el Gobierno. Es la manera de hacer política de Pedro Sánchez, del doctor Sánchez, el único presidente de Gobierno de una democracia avanzada elegido tras conocerse el plagio de su tesis doctoral. Tan legítimo como tramposo.