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La blasfemia de las hamburguesas

Probablemente estaba todo perfectamente cronometrado. Primero, la provocación, que produce la indignación, que les mueve a retirar la campaña –según lo que ya tenían planeado– para conseguir que sigamos hablando de ello y generando así una publicidad –indirecta y gratuita– durante días. Gran estrategia

Confieso que probablemente fui de las primeras personas que reaccionaron en Twitter cuando me llegó una imagen de un anuncio de una expendedora de hamburguesas con el «lema» publicitario «Tomad y comed todos de él. Que no lleva carne». A las 14,32 del pasado sábado 16 de abril publiqué un tuit diciendo textualmente: «Con perdón, Burger King debería demostrar esos cojones un poco más abajo de Despeñaperros. A ver si hay huevos para cachondearse del profeta». A las 17,00 de ayer, mi mensaje tenía 136.000 impresiones. Quizá es que somos muchísimos los españoles católicos que creemos que no tenemos por qué aceptar tan flagrantes ataques a nuestra Fe y a nuestra cultura.

Horas antes, la expendedora de hamburguesas había retirado su campaña publicitaria. Pero como me decía mi hija Casilda, probablemente estaba todo perfectamente cronometrado. Primero, la provocación, que produce la indignación, que les mueve a retirar la campaña –según lo que ya tenían planeado– para conseguir que sigamos hablando de ello en los medios generando así una publicidad –indirecta y gratuita– durante días. Gran estrategia. Porque como dice hoy en estas páginas Alfonso Ussía, los que no tenemos ninguna intención de ser comensales de ese antro hablamos de él, y quizá a sus posibles consumidores les importa menos la blasfemia de esta publicidad.

Es posible que ésa sea la consecuencia ingeniosamente buscada, de esta campaña que es una afrenta para los cristianos de todas las denominaciones. Y que todos sabemos que jamás tendrían el valor de perpetrar contra el islam. Porque juegan con la certeza de que los cristianos en general y los católicos en particular hace siglos que dejamos de matar por nuestra Fe. Lo del Úlster fue otra cosa.

Lo que más me ha pasmado es cómo la campaña blasfema va ganando sumisos acólitos que quieren alejar toda institución –incluidas las periodísticas– de su ámbito natural. En el caso que nos ocupa, hablo de un adjunto al director de ABC que el domingo a las 20.49 publicaba un comentario también en Twitter diciendo: «No comparto las críticas a @burgerking_es por la campaña de Semana Santa. Y tampoco la retirada de la misma. Otro paso atrás. Y ya son unos cuantos».

Creo que está todo dicho. Los blasfemos ya tienen hasta el respaldo de los directivos de la redacción de ABC. Claramente están ganando la batalla. Con perdón, que les vayan dando. A los blasfemos y a los que les respaldan desde medios que durante más de un siglo defendieron valores que ahora pisotean. Debe de ser una forma de cambiar de lectores.