Vamos a contar la tremenda verdad
Los eslóganes del Gobierno de «Salimos más fuertes» y «Una recuperación justa» son las bromas macabras del año si se estudian los datos
El personaje de psique egotista se pavonea gustándose ante las cámaras, jugando a líder internacional de referencia (cuando Biden no lo convoca ni a las reuniones por Teams con segundones). El personaje, que se cree el Rey Sol, imposta un corazón sensible visitando a los refugiados ucranianos. Pero acreditó una lacerante falta de humanidad cuando la covid mataba a miles y miles de españoles. Vetó el luto oficial. Solo visitó una vez un hospital (y fue visto y no visto, no lo fuesen a abuchear). El personaje evitó todo contacto cercano con su pueblo cuando más estaba sufriendo. Nos enjauló saltándose las reglas constitucionales, por lo que ha sido condenado dos veces por el TC. Todavía nos oculta la cifra real de muertos mientras anuncia el final de la mascarilla como si fuese una concesión graciosa de su alteza.
El personaje dispone de un formidable cañón de propaganda. Mientras nos hunde con su mala cabeza, se siente tan protegido por sus tertulianos-palmeros y sus televisiones que él y sus ministros comparecen ante carteles propagandísticos con lemas que resultan ya un sarcasmo: «Salimos más fuertes», «Una recuperación justa».
Es un servicio público contar lo que de verdad está pasando con la economía bajo la férula de Sánchez, instalado en una huida atolondrada hacia adelante; Calviño, una tecnócrata de mucho currículo y no menor incompetencia; y María Jesús Montero, una médico que simplemente no está cualificada para llevar la Hacienda de un país del nivel de España. Hay que despertar, conocer y denunciar la tremenda realidad de nuestra situación, que es exactamente la que sigue:
-La España que gobierna Sánchez es uno de los dos únicos grandes países que todavía no han recuperado su nivel de PIB previo a la pandemia. El otro es la Rusia de Putin.
-La España de Sánchez es el país con más paro de la UE. Con una tasa del 12,6 % superamos ya a la mismísima Grecia y doblamos la media comunitaria (6,2 %).
-La inflación provocada por la guerra castiga a todo el mundo, cierto. Pero la España de Sánchez ya estaba sobrecalentada antes del conflicto y hoy nuestra inflación es del 9,8 %. muy superior a la de las vecinas Francia (5,1 %) y Portugal (5,5 %). Ergo algo se está haciendo muy mal específicamente aquí: gastar a lo loco. Hasta Macron, al que Sánchez adula, ha esgrimido en su debate con Le Pen el dato de inflación de España como ejemplo negativo.
-La España de Sánchez es la peor de la UE en déficit público tras Malta. En cuanto a nuestra deuda pública, la cuarta mayor de la Unión, es del 118 % (28 puntos superior a la media comunitaria).
-Las previsiones económicas del Gobierno de Sánchez han sido infladas sistemáticamente, engañando al público y a los mercados. El pasado lunes, el propio Sánchez anunció sin inmutarse la enésima rebaja de sus previsiones de crecimiento.
-La Seguridad Social es un sepulcro blanqueado. De facto está quebrada: entre 2018 y 2021 la diferencia entre los ingresos por cotizaciones y el pago de pensiones arrojó unas perdidas de 183.212 millones. Eso es simplemente insostenible.
-La balanza comercial ha cuadriplicado su déficit en los dos primeros meses de este año.
-Los anhelados fondos europeos no acaban de fluir, porque por flagrante ineptitud y falta de ideas no saben siquiera en qué gastarlos.
«Una recuperación justa»... Por favor, dejen de insultar nuestra inteligencia. La mejor política social es que la economía vaya bien. Y ahora mismo va de pena. Si estuviésemos en un bar, incluso se admitiría antes de la palabra pena el elocuente adjetivo que empieza por «p».