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Carta a la directora del CNI

Si ni siquiera una persona con su currículo es capaz de defender la integridad e independencia de la institución que encabeza frente a un Gobierno que quiere malbaratarlas, el CNI está perdido. Y España con él

Excelentísima señora doña Paz Esteban López:

Me atrevo a dirigirme a usted por la polémica en la que se ha visto envuelto en los últimos días el Centro Nacional de Inteligencia que usted dirige. No tengo la menor duda de que esto ha sido muy en contra de su voluntad como máxima responsable del CNI. Tiene usted además otra característica que para mí es muy importante. Desde que en el Gobierno de José María Aznar se transformó el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) en Centro Nacional de Inteligencia, usted es la primera funcionaria de la casa que ha llegado al puesto más alto. Algo que estoy seguro de que a todos sus compañeros debió de ilusionar. Que en una tarea que debe ser de Estado y completamente suprapartidista, este Gobierno decidiera nombrar a un miembro de carrera en lugar de hacer un nombramiento político, debió de ser visto muy positivamente dentro de su Casa.

Pero en los últimos días hemos visto al Gobierno de la nación dar la espalda al Centro Nacional de Inteligencia y rendir su labor en beneficio de quienes quieren romper España. A partir de un texto publicado en un medio digital marginal canadiense –país en el que hay cierta afición a romper el Estado– y la forma en que fue trompeteado por el diario El País, nuestro Gobierno acudió el pasado domingo a postrarse de bruces ante el Gobierno de la Generalidad de Cataluña. Nuestro ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, acudió a reunirse como un inferior con Laura Vilagrà, consejera de la Presidencia de la Generalidad. Digo inferior porque un ministro del Reino de España siempre tiene prioridad sobre un consejero autonómico español de la misma materia que él. Pero Bolaños aceptó hasta que le prohibieran entrar con su teléfono móvil, forma de acusarle de intentar hacer algo ilícito. Y acusación con la que él se conformó. El ministro de la Presidencia tenía en esa reunión, como primera obligación, la de defender a los servicios de inteligencia del Estado. Confieso que yo no tengo ni idea de lo que se dijeron a puerta cerrada, pero por las comparecencias posteriores del ministro y la consejera, no parece que la cosa fuera muy bien.

Por lo que sabemos, el ministro se comprometió a elaborar «un control interno» para «analizar las actuaciones» relacionadas con el supuesto espionaje a independentistas catalanes. Es decir, para empezar, puso la sospecha del mal hacer en un organismo del Estado. Para continuar dio verosimilitud a la versión de un panfleto afín a los independentistas catalanes, y por último (por ahora) anunció la voluntad de reunir a la Comisión de Control de los Créditos destinados a Gastos Reservados. Esta comisión no se ha constituido en esta legislatura porque es necesaria una mayoría de tres quintos para ser miembro de ella. El PSOE quería integrar a todos los enemigos de la unidad de España que apoyan al Gobierno. Y, como es lógico, PP, Vox y Ciudadanos se negaron. Ahora habría que constituirla para satisfacer a los independentistas catalanes. Veremos si en el CNI tienen el conocimiento de cómo se ata una mosca así por el rabo.

Lo que sí me gustaría decir públicamente a la señora directora, como ciudadano de a pie y contribuyente, es que yo me quedo pasmado de que ante la traición que el Gobierno de la nación ha perpetrado al Centro Nacional de Inteligencia ofreciéndose a rendir cuentas de la labor que ella dirige a los que han dado un golpe de Estado contra España, a los que laboran por romper nuestra unidad; no entiendo que usted no haya presentado todavía su dimisión. Usted no es un nombramiento político. Usted es una alta funcionaria, que tiene garantizado –muy legítimamente– un sueldo y una pensión de la Administración de por vida. Un nombramiento puramente político, tendría unas vinculaciones que sus compañeros no creían que usted tuviese cuando aceptó el cargo. Si ni siquiera una persona con su currículo es capaz de defender la integridad e independencia de la institución que encabeza frente a un Gobierno que quiere malbaratarlas, el CNI está perdido. Y España con él.