Cuando nos gobiernan los niños
Lo más grave de todo este catálogo de infantilismo político que nos ofrece Sánchez es que lo hace desde una posición de altivez insoportable
Había tomado la decisión de escribir hoy sobre la pretensión de este Gobierno –sin duda, el peor de la historia reciente de España– de limitar el consumo de vino y cerveza en restaurantes, cuando saltó la noticia de que Argelia amenaza a España con romper el contrato de suministro de gas. Tal situación, si se llega a dar, agravaría considerablemente el problema de la carestía de la energía. Todo lo anterior por la frivolidad de un Gobierno que juega con este país como los niños pequeños. Ya lo dejó escrito el profeta Elías: «Algún día os gobernarán los niños y será el peor de vuestros días». Lo más grave de todo este catálogo de infantilismo político que nos ofrece Sánchez es que lo hace desde una posición de altivez insoportable. Primero decide despreciar a Marruecos. Cuando el vecino del sur nos enseña los dientes, agravia a Argelia. No se puede gestionar peor la política exterior. Mientras el mundo da vueltas en direcciones inquietantes, aquí nos perdemos en el aldeanismo mezquino y egoísta de unos partidos nacionalistas que no representan ni a la décima parte de la población. Se nos agota el tiempo para ponernos al día pero retrocedemos inexorablemente. Quédense con un dato: desde que gobierna Sánchez, en España se ha destruido riqueza por valor de 400.000 millones de euros y el problema resulta que es que un Estado democrático se defiende de aquellos que quieren atentar contra él. Por favor, que pasen los adultos a gobernar.