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La cristofobia gana terreno

Utilizan el concepto del «máximo respeto» a otras confesiones –que no consta que hayan protestado de ninguna manera– para hacer una prohibición. Lo que más gusta a estos gobernantes es prohibir. Y como se creen en posesión de la verdad, su laicismo cristófobo no puede ser discutido

Desde hace más de un siglo hay una tradición en Navarra por la que cada lunes de Pascua sale del santuario de San Miguel de Aralar, en la localidad de Huarte-Araquil, una imagen del Ángel de Aralar que es llevada a Pamplona donde visita todas las instituciones públicas. En 1924 Ignacio Baleztena, conocido por su seudónimo literario de Premín de Iruña, logró que cada año esa visita a Pamplona incluyera una parada en el Palacio de Navarra donde entonces estaba la Diputación Foral y hoy tiene su residencia el Gobierno de Navarra. Se han añadido a la peregrinación otras instituciones públicas como el Parlamento de Navarra –hasta el año pasado– y el Ayuntamiento de Pamplona –que estaba en la lista desde la primera hora–. Esta tradición popular se mantuvo intacta durante la Segunda República Española e incluso durante la Guerra Civil aunque con limitaciones. Ni al anterior alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, elegido como candidato de Bildu, se le ocurrió cancelar la visita del Ángel de Aralar al Ayuntamiento. Es, para todos, cultura popular.

Pero el sectarismo avanza y como es habitual lo promueve el PSOE en su constante fomento de la cristofobia en toda España. El Ángel de Aralar está esta semana en Pamplona, pero este año, por primera vez desde 1924, no podrá entrar en el Palacio de Navarra. El vicepresidente primero y portavoz del Gobierno navarro, el socialista Javier Remírez, ha justificado que el Ángel de San Miguel de Aralar no visite el Palacio de Navarra porque el Ejecutivo socialista navarro quiere «avanzar en la laicidad de los espacios públicos». Los socialistas gobiernan en coalición con los abertzales de Geroa Bai y con Podemos. Pero la mayoría socialista en el Gobierno es apabullante. De 14 miembros que tiene el Gobierno navarro, el Partido Socialista de Navarra que encabeza María Chivite tiene nueve puestos, Geroa Bai, cuatro y Podemos, uno. Así que no cabe la alternativa de echar la culpa a terceros. Esto es una idea de los socialistas y sólo ellos son responsables de su implantación.

El vicepresidente Remírez ha declarado que el Gobierno navarro tiene «el máximo respeto a todas las expresiones religiosas» y va a «amparar el libre ejercicio de la ciudadanía», pero que «pensamos que los espacios públicos tienen que ser neutros en este aspecto». Como es habitual, estos critófobos utilizan el concepto del «máximo respeto» a otras confesiones –que no consta que hayan protestado de ninguna manera– para hacer una prohibición. Lo que más gusta a estos gobernantes es prohibir. Y como se creen en posesión de la verdad, su laicismo cristófobo no puede ser discutido. Pero no se dan cuenta de que esta cristofobia, que promueven sin cesar, nada tiene que ver con la aconfesionalidad, ni la laicidad. Es un intento de minar nuestras referencias culturales, nuestras raíces y el legado de Fe de nuestros mayores.

Y cuando día a día vemos ejemplos de sectarismo en las Cortes Españolas, pensemos que este Partido Socialista multiplica su sectarismo en todos los parlamentos y gobiernos regionales en los que tiene el mando.