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HorizonteRamón Pérez-Maura

La ecologista insufrible

El problema es que a este Gobierno le gusta prohibir y en un ministerio dedicado a la «Transición Ecológica» qué otra cosa pueden hacer

Alfonso Ussía nos explicaba en estas páginas días atrás, en su artículo «Una gran ministra», que la ministra de mayor éxito en el actual Gobierno es la vicepresidenta tercera y «ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España». El nombre de su Ministerio ya es ridículo en sí mismo. ¿«De España»? y de dónde iba a ser ministro un miembro del Gobierno de España. ¿De Japón? Ya nos imaginamos sin necesidad de asistencia de la nomenclatura oficial que la capacidad de influencia de la ministra para el Reto Demográfico del Gobierno español en la escasa densidad de población de Rusia es nula. Y por el bien de los rusos, que así siga siendo.

Como bien apuntaba Ussía, la ministra está teniendo un éxito arrollador en sus políticas ecologistas de salón que le llevan a prohibir la caza del lobo. Un depredador que arrasa con la ganadería en el norte de España. Y por norte entiendo todo lo que está por arriba de Madrid. Tengo un buen amigo con ganadería en Ávila al que los lobos vistan casi todas las semanas. Pero el dato más contundente en el último mes ha sido el de mi Cantabria natal donde han masacrado 700 reses. Pero eso no parece preocupar a la ministra. Para ella es un triunfo.

Mi admirado Juan Delibes de Castro ha denunciado otra faceta del perverso ecologismo de Ribera («El contubernio de la codorniz», El Norte de Castilla, 07-05-22). La ministra ha declarado a la codorniz especie en peligro de extinción. Y se ha quedado tan ancha. Porque el objetivo no es proteger a la codorniz. Lo que pretende es atacarnos a los cazadores.

La codorniz es un pájaro muy difícil de ver porque vuela poco y vive en zonas de vegetación muy densa o en bosques frondosos. También en verano suelen esconderse entre la paja después de la cosecha. Cuantificar el número de codornices es muy complicado, pero en España hay dos universidades que tienen departamentos dedicados desde hace décadas al estudio de la codorniz. Son las universidades de Barcelona desde 1982 y la de Lérida al menos desde el 2000. Con lo que le gusta a este Gobierno dar prioridad a los catalanes, precisamente en este caso los han ignorado. Y eso que su estudio abarca toda España. O quizá por eso.

El informe de la universidad ilerdense, que dirige el catedrático Jesús Nadal y es de fecha 2020, se realizó con la ayuda de más de 3.000 cazadores y dio unos resultados similares a los de la Universidad de Barcelona de los profesores Puigcerver y Rodríguez Tejeiro que consideran que la población ibérica de codornices está estable.

Así las cosas ¿cuál es el problema? El problema es que a este Gobierno le gusta prohibir y en un ministerio dedicado a la «Transición Ecológica» qué otra cosa pueden hacer. La ministra apoya la declaración de especie en peligro de extinción en un informe de la Sociedad Española de Ornitología, SEO Birdlife, una entidad en cuya fundación en 1954 participaron muchos cazadores, y de la que se han ido casi todos ellos por discrepar de su sectarismo animalista. El informe de SEO es respaldado por un investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales que jamás ha investigado a la codorniz y que es miembro de SEO. Es decir: se avala a sí mismo. La cuantificación del número de codornices que hace SEO Birdlife por un método absolutamente acientífico es de 225.000, mientras que el informe de la Universidad de Lleida de 2020 las cifra en 3,2 millones.

Huelga decir que el Ministerio de Ribera ha ignorado completamente los estudios de las universidades catalanas. Porque a ella la codorniz le importa una higa. Lo que de verdad le interesa es su sectarismo y la persecución de los cazadores.