Carta a Nadie Calviño
¿Qué hace cuando tiene que fotografiarse con su marido? ¿Llama a una amiga de atrezo para completar la foto de la paridad?
Cuentan las crónicas de Nadia (Calviño) que se ha cansado de ser la única masa gris del Gobierno. Compartía esa reserva espiritual de estadista con Margarita Robles, pero como esta, ha comprobado que en el Sálvame de Pedro Sánchez: o eres más rojo y maricón que Jorge Javier, o terminas como Paz Padilla, haciendo bolos en una furgoneta. Así que ella, la que decían que era nuestra Draghi en la Moncloa, se ha lanzado al mercadeo feminista, ese territorio donde las sacerdotisas del neopuritanismo piden las sales cuando ven manadas machistas donde solo hay tres hombres juntos. El teatrillo de no quererse hacer fotos con señores, porque Irene Montero ha sentenciado que son la quintaesencia del mal, es lo más ridículo que ha hecho un Calviño desde que el padre de la interfecta tapaba las vergüenzas del felipismo en la tele pública emitiendo Dinastía.
Por eso, esta carta no es más que el último certificado de defunción de la inteligencia en el Gobierno socialista. Ver revolotear a una exdirectora de servicios financieros de la UE para que el telediario la santifique como buena feminista, en una performance perfectamente orquestada para subrayar su gesto, fue tan impostado que solo había que esperar unos días para desenmascararla. Una semana después, la misma hiperventilada vicepresidenta se avenía (como es su obligación, por otra parte) a posar con cuatro, cinco o más machirulos para firmar un acuerdo de colaboración con los qataríes del gas y el petróleo.
Impagable ver a Nadia, o a nadie con dos dedos de frente, compartir fotos con potenciales ejemplares del patriarcado haciéndose a sí misma una enmienda a la totalidad. Tan corrosivo es el Ejecutivo de Sánchez que disuelve cualquier atisbo que se le acerca de decencia intelectual, que yo le presumía a la ministra económica, hasta convertirla en una figurante de la cuchipandi de la tarta monterista.
Agradeceríamos a la señora vicepresidenta que dedicara el tiempo laboral que le pagamos a explicar a los españoles por qué un director general del Banco de España le ha dado un zasca de campeonato por gestionar tan catastróficamente una de las grandes economías del euro. No le pedimos que se haga una foto con Ángel Gavilán, ni que le vista a este señor tan respetable de Mariloli, pero sí que dé la cara ante todas las agencias e instituciones económicas del mundo, que no tienen manos para darle sopapos y corregirle todas sus previsiones. Y ya de paso, y esto es una curiosidad personal, que nos diga qué hace cuando tiene que fotografiarse con su marido, con cuentas pendientes por cierto con los famosos contratos de la pandemia, y sus hijos varones. ¿Llama a una amiga de atrezo para completar la foto de la paridad?