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El puntalAntonio Jiménez

Sánchez está nervioso

Dócil y sumiso con ERC y Bildu y autoritario y faltón con el PP, tildando de mangantes a sus dirigentes y desempolvando casos de corrupción a pesar de que hace cuatro años que Rajoy dejó la Moncloa

Sánchez empieza a mimetizarse con sus socios independentistas hasta la infamia de afirmar que les respeta cuando dicen que lo volverán a hacer, como aseguró la portavoz de la CUP desde la tribuna del congreso. No es la primera ocasión en la que el presidente del Gobierno se pliega verbalmente al secesionismo. La semana pasada utilizó también en el Congreso, como recordarán, la misma expresión insultante y ofensiva que los «indepes» emplearon contra los policías y guardias civiles desplazados a Cataluña para frenar la intentona golpista. Todavía no ha pedido disculpas a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por llamarles despectivamente «piolines». Y no lo hace porque cada día que pasa necesita agradar más a quienes le permiten seguir en la Moncloa como le recordó la portavoz bildutarra en la cámara baja: «Usted está ahí porque nosotros lo permitimos y encima nos espía».

Y eso lo explica todo. Sánchez seguirá yendo todas las semanas al Congreso, se pondrá de hinojos cuantas veces sean precisas, ganará tiempo con cesiones y promesas de dudoso cumplimiento y asumirá la humillación del entramado Frankenstein en el convencimiento de que nunca le dejarán caer porque jamás van a tener en la Moncloa un presidente más débil y con menos escrúpulos políticos que él para negociar y aceptar sus condiciones .

Las dos últimas comparecencias en el Congreso han sido un calco de la estrategia que seguirá hasta concluir la legislatura. Dócil y sumiso con ERC y Bildu y autoritario y faltón con el PP, tildando de mangantes a sus dirigentes y desempolvando casos de corrupción a pesar de que hace cuatro años que Rajoy dejó la Moncloa.

El hecho de que una tercera parte del pleno sobre el caso Pegasus, en el que mintió sobre el control del CNI, lo dedicara a atacar al PP comentando el presente con la mirada puesta en el retrovisor, fue definitorio del nerviosismo que experimenta por las encuestas que maneja Moncloa.

El PP de Feijóo sigue al alza y el PSOE sufre el desgaste constante que le provoca la acción de un Gobierno que gestiona mal la situación económica; propone leyes que dinamitan la igualdad ante la justicia de hombres y mujeres; utiliza los indultos para rebatir sentencias y enmendar a los jueces; deteriora y desprestigia las instituciones y organismos del Estado como acaba de hacer con el CNI; elude sus responsabilidades y sólo es condescendiente y generoso con quienes cuestionan nuestra forma de Gobierno y atacan permanentemente la unidad de España.

Las encuestas le van mal al PSOE y bien al PP y por eso no debiera olvidar Feijóo que salvar in extremis, como ha hecho en las últimas semanas, al soldado Sánchez de salir derrotado en el Congreso puede frenar el ascenso de los populares y generar confusión entre sus votantes. No estaría de más que el PP explicara los motivos que le llevaron a impedir otra derrota parlamentaria del Gobierno absteniéndose en la ley audiovisual, rechazada incluso por Podemos y todo el cine español, por más que esos motivos podamos intuirlos al beneficiarse de la ley el duopolio televisivo. Actuando así, los populares pueden acabar tildados de membrillos y tontos útiles de Sánchez.